(Fides) 15 de marzo de 2013
Cada día se enfrentan a la muerte y viven con el temor de que el lugar donde se les obliga a trabajar en condiciones inhumanas pueda derrumbarse y enterrarlos vivos.
Estos pequeños llevan camisetas de manga corta, pantalones de pijama y botas de goma. En la cabeza se ponen una linterna para obtener luz y un paño para cubrirse los oídos.
Son alrededor de 70.000 los niños explotados en 5.000 minas del país por su físico delgado que les permite entrar por espacios estrechos y claustrofóbicos, y salir, 12 horas más tarde, con un carro lleno de carbón.
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