viernes, 26 de abril de 2013

Millones mueren de Hambre mientras Occidente destruye alimentos

Alvaro Real. Aleteia.

Según el informe anual de la FAO “El Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2012”, actualmente hay 878 millones de personas hambrientas en todo el mundo y son 35 países los que necesitan ayudas para alimentos.
 
Estos son algunos de los datos del informe: “El desafío del hambre. La seguridad alimentaria en nuestro mundo globalizado”, que fue presentado esta mañana en Madrid.
 
Un documento, elaborado por Manos Unidas, que aborda el problema de la seguridad alimentaria desde la complejidad que supone reconocer y garantizar la alimentación teniendo en cuenta cuatro aspectos fundamentales: el cambio climático y la degradación medioambiental; la producción de biocombustibles; el acaparamiento de tierras y la volatilidad de los precios de los alimentos y el comercio internacional.
 
Benedicto XVI ya lo mostraba en su último mensaje por la paz: “La solicitud de los muchos que trabajan por la paz se debe dirigir además – con una mayor resolución respecto a lo que se ha hecho hasta ahora – a atender la crisis alimentaria, mucho más grave que la financiera” y denunciaba “las oscilaciones repentinas de los precios de las materias primas agrícolas, los comportamientos irresponsables por parte de algunos agentes económicos y con un insuficiente control por parte de los gobiernos y la comunidad internacional”.
 
Tres zonas del mundo son las que actualmente se encuentran con una mayor problemática de hambruna: “tres puntos calientes de inseguridad alimentaria y nutricional recurrentes y en los que Manos Unidas ha apoyado a las poblaciones afectadas de manera sistemática durante los últimos años: el Sahel, el Cuerno de África y Haití”, explica el informe que muestra las nuevas realidades de pobreza alimentaria y explica términos como el de “soberanía alimentaria”.
 
Priorizar el acceso a los alimentos 
 
En el acto de presentación, inaugurado por Soledad Suárez, presidenta de Manos Unidas, ha tenido lugar un breve coloquio sobre el futuro del sistema alimentario. 
 
Inmaculada Cubillo, miembro de la campaña Derecho a la Alimentación, Cáritas, mostró que “el documento expone con toda claridad los conceptos básicos para entender la magnitud de la situación de hambre en un contexto de cambio climático” y Jerónimo Aguado, miembro de Vía Campesina-Plataforma Rural, explicó que el informe ha resultado “muy bien elaborado y con un buen diagnóstico de la cuestión de la alimentación y el problema del hambre a escala global”.
 
También participaron Lourdes Benavides, de la campaña CRECE, Intermón Oxfam, que destacó que: “entre todos y todas, debemos conseguir cambios urgentes en políticas públicas y en nuestro modo de consumir” y  Marco Gordillo, Coordinador del Departamento de Campañas de Manos Unidas, responsable de la elaboración de este informe y para quien el documento “insiste en que para garantizar el derecho a la alimentación, es necesario reorientar nuestros sistemas de producción agrícola, recuperando su función social, ambiental y económica, priorizando el acceso a los alimentos para todos, especialmente para los más pobres y vulnerables”.
 
Conclusiones del informe
 
El informe de Manos Unidas muestra algunas conclusiones para intentar paliar o solucionar esta problemática del hambre, como por ejemplo mostrar la alimentación y la nutrición como un derecho humano: “garantizar el derecho a la alimentación, por encima de intereses de cualquier otra índole”.
 
“Y a este respecto, mucho tiene que aportar la Doctrina Social de la Iglesia en la que se basa el trabajo de Manos Unidas, y que siempre antepone la dignidad de la persona, el bien común y el destino universal de los bienes, los valores de la justicia y la solidaridad, por encima de cualquier otra realidad o interés.
 
"Limitar la posibilidad de que inversionistas privados y gobiernos extranjeros adquieran grandes extensiones de tierra cultivable en países en vías de desarrollo, que afecten negativamente al derecho a la alimentación y al derecho al acceso de los recursos naturales”, o “detener la inmoral burbuja especulativa en torno a los alimentos
y al precio de las tierras”, son algunas de estas propuestas.
 
A los gobernantes les exigen “modificar las políticas agrícolas y comerciales de la Unión Europea y los Estados Unidos, que subvencionan los productos agrícolas de sus países, creando una competencia desleal e injusta con los productores de los países en desarrollo” y “revisar las cláusulas de los acuerdos de libre comercio o similares que perjudican o impiden el derecho a la alimentación de los países pobres y de los grupos más vulnerables”.
 
Finalmente el informe muestra la necesidad de “perseguir la destrucción de millones de toneladas de alimentos, por parte de los grandes intereses comerciales y financieros, para que no disminuyan sus ganancias…”

No hay comentarios: