Por H. Sergio Mora
ROMA, 16 de abril de 2013 (Zenit.org) - “Hoy es el cumpleaños de Benedicto XVI, ofrecemos la misa por él”, dijo el papa Francisco al iniciar la celebración eucarística cotidiana en la capilla de la residencia de Santa Marta. Y añadió “para que el Señor le conforte y le de mucha consolación”.
Y en la misma mañana de hoy Francisco ha llamado por teléfono a Benedicto XVI a Castelgandolfo y le ha felicitado.
El papa hizo además extensivos sus saludos y sus mejores deseos a su hermano, monseñor Georg Ratzinger, que se encuentra desde hace varios días en esa localidad, para festejar el cumpleaños en familia. Y en pocos días, el 23 de abril, san Jorge, Georg festejará su onomástico.
El papa nació en la pequeña aldea Marktl am Inn, en Baviera el 16 de abril 1927. En una autobiografía publicada en los años 90, Joseph Ratzinger recuerda que era sábado santo y que “fue bautizado la mañana siguiente a mi nacimiento, con el agua bendita de la noche pascual”.
La Radio Vaticano recordó algunos particulares sobre la infancia de Benedicto XVI, citando sus palabras del 2 de junio de 2012, durante en el Encuentro Mundial de las Familias en Milán, cuando le respondió a una niña vietnamita de siete años, Cat Tien.
Recordó que “el punto esencial para mi familia era el domingo”, y cómo en su casa el papá ya el sábado por la noche leía las lecturas del domingo, y así él y su hermano ya entraban en la liturgia “en una atmósfera de gloria”.
Y que el domingo cuando iban a misa: “Yo tenía mi casa cerca de Salzsburgo, y por ello tuvimos mucha música de Mozart, Schubert y Haydn y cuando comenzaba el Kyrie era como si se abriera el cielo. Y después en casa era importante, claramente, el gran almuerzo todos juntos”.
Para el pequeño Joseph la música fue siempre una presencia que trajo alegría. Recuerda que se cantaba mucho en familia, también porque su hermano --futuro director del Coro de la Catedral de Ratisbona- desde joven realizaba pequeñas composiciones.
“Vivíamos cerca de un bosque y así caminar en ellos era algo muy lindo: aventuras, juegos, etc. En una sola palabra, éramos un corazón y una sola alma, con tantas experiencias comunes y también en tiempos muy difíciles, porque era el tiempo de la guerra, antes el de la dictadura, después el de la pobreza”.
El papa indica también que “el amor recíproco que había entre nosotros, la alegría por las cosas sencillas, era más fuerte y así se podían superar también esas dificultades. Me parece que esto es algo muy importante: que aún las cosas pequeñas nos dieran felicidad”. Y esto era muy importante “porque así se expresaba el corazón del otro”.
Añadió que “hemos crecido en la certeza de que es bueno ser hombre, porque veíamos la bondad de Dios que se reflejaba en nuestros padres y hermanos”
Fue de tal manera bella su infancia que Benedicto indicó que le hace pensar en cómo será el paraíso. “En verdad, si trato de imaginar cómo será el paraíso, pienso en mi juventud, en mi infancia... en este sentido espero ir a ‘casa’, cuando iré al más allá”...
No hay comentarios:
Publicar un comentario