Caracas, 03 de mayo de 2013 (Zenit.org)
Los obispos de Venezuela --ante la gravedad del momento que vive el país- han hecho público este 2 de mayo un comunicado que titulan con el pasaje de la I Carta de Juan 3,17: “Amemos no solo de palabra sino con hechos y conforme a la verdad”. En el mismo califican de "bochornoso" el espectáculo de violencia contra diputados en una sesión de la Asamblea Nacional y afirman que hechos como estos desnaturalizan la identidad del dicha cámara.
Los obispos se dicen conscientes “de la gravedad del momento que vive el país” y afirman “que la situación a la que ha llegado debe mover a todos los venezolanos a una reflexión serena con una actitud de respeto y diálogo”.
Recuerdan de la misma carta de Juan: "El que odia a su hermano es un homicida" y la doctrina evangélica de Jesús que invitó “a tener un corazón lleno de paz, desterrando el odio y la maledicencia”. “El odio, la agresión y la violencia que conducen a caminos de destrucción y de muerte. Nuestra fe cristiana nos invita a ser instrumentos de paz, de perdón y de reconciliación”, subrayan.
Reiteran lo dicho en su comunicado de 17 de abril, en el que constataban la nueva realidad política: estar divididos en dos mitades prácticamente iguales, como ha quedado en evidencia en las últimas elecciones presidenciales.
Por eso reafirman: "la paz social y política del país reclama el recíproco reconocimiento de los dos sectores mayoritarios del pueblo venezolano, pues el desconocimiento mutuo hará inviable tanto los planes del gobierno como los aportes alternativos de la otra parte".
Insisten en que “la violencia diaria, callejera o política, la inseguridad, la deficiencia de los servicios públicos y la crisis económica, requieren ser afrontados desde el entendimiento entre las partes, pues ninguna de ellas es autosuficiente por sí sola para resolver los problemas del país”.
El respeto y la justicia, señalan, “deben prevalecer en el trato entre los ciudadanos y las instituciones, dejando a un lado la prepotencia y el fanatismo, los prejuicios y las acusaciones infundadas”.
Por ello, “un lenguaje excluyente, ofensivo y amenazante, causa miedo e indignación en la población y puede provocar reacciones sociales lamentables”, aseguran.
Hacen suya la petición de la mayoría de los venezolanos “para que cesen la represión, el hostigamiento, el acoso y despidos injustificados de los empleados públicos y la violencia por razones políticas”.
“Opinar en contra o disentir del proyecto oficial –recuerdan- no deben ser motivos para temer la pérdida de la libertad, el puesto de trabajo, la vivienda o cualquier otro derecho ciudadano”.
En cuanto a las agresiones físicas de algunos diputados en la Asamblea Nacional, afirman que “son un acto de violencia que causa tristeza y vergüenza”. “¡Venezuela no se merece espectáculos tan bochornosos! Hechos como estos desnaturalizan la identidad del Parlamento y ponen en riesgo un ámbito esencial de diálogo, discusión y propuestas en una sociedad democrática”, subrayan.
Por ello, afirman: “Rechazamos categóricamente la criminalización de la protesta pacífica consagrada en la Constitución. Percibimos, en efecto, que la inmensa mayoría de la población exige de todos los agentes políticos y sociales, una información equilibrada, y que corresponda a la verdad, fundamento de toda credibilidad y confianza en ellos y en las instituciones que representan. No se construye nada válido a partir de falsedades, mentiras o medias verdades”.
Exhortan a escuchar al papa Francisco en su mensaje dirigido a Venezuela: "invito al querido pueblo venezolano, especialmente a quienes toman las decisiones y a los responsables políticos a rechazar firmemente cualquier tipo de violencia, y a establecer un diálogo basado en la verdad, de reconocimiento mutuo, en la búsqueda del bien común y el amor por la nación".
Animan también a todos y, en primer lugar las autoridades, a cumplir “la obligación de proteger la vida, mantener la esperanza y sostenerla con coraje, constancia y verdad” y piden “apoyar y respetar el trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales, que se comprometen en la defensa de los derechos humanos”.
Concluyen su comunicado invitando “a redoblar la oración a Dios por la reconciliación y la paz” y, al mismo tiempo, “a trabajar y ser eficaces en el amor al prójimo con gestos de respeto, perdón y solidaridad, sin ninguna distinción”.
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