viernes, 22 de marzo de 2013

Atendida una petición del Papa: un dinero ahorrado por no ir a Roma donado a la diócesis más pobre de Argentina

Análisis Digital 21 de marzo de 2013


Inmaculada Llorens es una misionera leridana que desde hace varias décadas vive y trabaja en la población de Añatuya, en Argentina. Durante este tiempo ha puesto en marcha varios proyectos centrados en dar educación a chicos de zonas rurales.
Ante la elección del Papa Francisco, Inmaculada cuenta que la noticia le pilló volviendo de un viaje a la capital. “Alrededor de las tres de la tarde, cuando faltaban 20 kilómetros para llegar a casa, un locutor estaba comentando la cuarta votación y a los cinco minutos dice ‘fumata blanca. Humo claramente blanco’. Los tres que íbamos en el coche aplaudimos y rezamos por la persona elegida, agradeciendo a Dios el sucesor de Cristo.
Cuando llegamos a casa, lo primero que hice fue encender el televisor, no quería moverme porque quería saber quién era, pero tenía que ir al obispado a trabajar. Fui rápido y allí estaba puesto el televisor. Los tres sacerdotes que estaban en la Curia me invitaron a sentarme y, todos muy quietos, encomendando a Dios a la persona elegida. Cuando empezaron a decir el nombre, nos parecía tan familiar que no nos lo podíamos creer, nos costó reaccionar y, después, una gran alegría. Empezaron a sonar las campanas y la gente llamaba por teléfono, venía a saludarnos, enviaba mensajes a los móviles, por la calle la gente se felicitaba mutuamente y de forma espontánea la gente acudía las parroquias. Aquella tarde los templos se llenaron de fieles. Aquel día el obispo no estaba, volvía de una reunión de obispos de la región. Al día siguiente celebró una Misa de acción de gracias y la catedral se volvió a llenar. Personas que no frecuentan la Iglesia estaban contentísimas. En general se vivía una gran alegría. No había periódico que no hablase de él y que señalara su gran sencillez.
Personalmente no sé mucho de él incluso he leído muy poco, pero los sacerdotes y mi obispo que lo conocen dicen que es un hombre de una profunda plegaria, muy sencillo y muy capacitado. Así como muy misionero y generoso.
Desde hace tres años, con la gran necesidad que tiene Buenos Aires de sacerdotes, permitió que tres sacerdotes y, este año, un diácono, dejaran su arzobispado para trabajar en nuestra diócesis de Añatuya. Y una cosa que pidió ya está dando sus frutos. Pidió a los argentinos que no fuéramos el día 19 a la Misa de Coronación y que el importe de los gastos del viaje lo diéramos a los pobres. ¡Oh! Sorpresa para mí y para el señor obispo. El viernes atendí el teléfono y una señora de la ciudad que está a más de 1.000 kilómetros, explicando que no era católica, pero que con un grupo de amigos había rezado por el Santo Padre, habían decidido hacer una donación a Añatuya porque es la diócesis más pobre. Otra de las sorpresas fue que unos amigos del obispo le regalaban la mitad que cuesta ir a Roma. El señor Obispo les dijo que no pensaba ir. Entonces decidieron enviar el importe a la diócesis. Realmente estamos maravillados por la acción de Dios.
Pienso que los católicos argentinos hemos de rezar el doble por el Papa Francisco. Unimos nuestra plegaria para que el Señor esté con él, que se deje mover por el Espíritu Santo y le acompañe siempre porque, ahora con la euforia es fácil, lo que importa es la perseverancia”.

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