jueves, 20 de junio de 2013

Para rezar el Padre nuestro: corazón en paz con nuestros hermanos

El papa Francisco este jueves en Santa Marta: un Dios que es Padre, no el cosmos. La oración no es magia
Por Redacción
ROMA, 20 de junio de 2013 (Zenit.org) - Para rezar el Padre nuestro debemos tener el corazón en paz con nuestros hermanos. Es lo que ha indicado esta mañana el papa Francisco en la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El papa subrayó que creemos en un Dios que es Padre, que está muy cerca de nosotros, no es anónimo, no es "un Dios cósmico". Según informa Radio Vaticana, la misa fue concelebrada, entre otros, por el cardenal Zenon Grocholewski, y participó un grupo de colaboradores de la Congregación para la Educación Católica y otro grupo de empleados de los Museos Vaticanos.
La oración no es magia
La oración no es magia, sino un confiarse en el abrazo del Padre. El papa centró su homilía en la oración del "Padre Nuestro" que Jesús enseñó a sus discípulos, de la que habla el evangelio de hoy. Jesús, dijo, nos da un consejo en la oración: "No malgasten palabras, no creen ruido", el ruido "de lo mundano, los ruidos de la vanidad". Y advirtió que "la oración no es algo mágico, no se hace magia con la oración". Alguien, prosiguió, me dice que cuando uno va a un "curandero", le dice un montón de palabras para sanarlo. Pero aquello "es pagano". A nosotros Jesús nos enseña: "No debemos ir con tantas palabras donde Él", porque "Èl lo sabe todo". Y añade: la primera palabra es "Padre", esta "es la clave de la oración". "Sin decir, sin escuchar esa palabra –-advirtió-- no se puede orar".
"¿A quién debo orar?, ¿al Dios Todopoderoso?, demasiado lejos. Ah, esto no lo siento. Jesús ni siquiera lo sentía. ¿A quién debo orar?, ¿al Dios cósmico?, un tanto habitual en estos días, ¿no?... orar al Dios cósmico, ¿no? Esta cultura politeísta que viene con esta culturalight

¡Tú debes rezarle al Padre! Es una palabra fuerte: "Padre". Tú debes orar a quien te engendró, al que te dio la vida. No a todos: a todos es demasiado anónimo. A ti, a  mí. Y también orar a aquel que te acompaña en tu camino: que conoce toda tu vida. Todo: lo que es bueno y lo que no es tan bueno. Él lo sabe todo. Si no empezamos la oración con esta palabra, no dicha de los labios, sino dicha desde el corazón, no podemos orar en cristiano".
Confiar en el Padre de todos
La palabra "Padre", reiteró, "es una palabra fuerte", pero que "abre las puertas". En el momento del sacrificio, dijo el papa, Isaac se da cuenta de que "algo andaba mal", ya que "faltaba la oveja", pero confía en su padre y su "preocupación" la ha "depositado en el corazón de su padre" . Y reitera: "Y aún más, Padre, es la palabra que pensó en decir aquel hijo que se fue con la herencia y que después quería volver a casa. Y aquel padre "lo ve llegar y va corriendo" hacia él, "se le lanza al cuello, para llenarlo de amor".  Y el "Padre, he pecado": esta es, continuó Francisco, "la clave de toda oración, sentirse amado por un Padre":
"Tenemos un Padre. Cercanísimo, ¡eh!, que nos abraza... Todas estas preocupaciones, inquietudes que tenemos, dejémoslas al Padre: Él sabe lo que necesitamos. Padre, ¿qué?, ¿mi padre?

No, ¡Padre nuestro! Porque no soy hijo único, ninguno de nosotros, y si no puedo ser un hermano, será difícil convertirme en un hijo de este Padre, porque es el padre de todos. Sin duda que es el mío, pero también de los demás, de mis hermanos. Y si no estoy en paz con mis hermanos, no puedo decirle ‘Padre’ a Él".
De este modo, agregó, se puede explicar el hecho de que Jesús, después de habernos enseñado el Padrenuestro, subraya que si no perdonamos a los demás, tampoco el Padre perdonará nuestros pecados. "Es muy difícil perdonar a los demás, verdaderamente es muy difícil, porque siempre tenemos aquel pesar dentro". Pensamos: "Me lo hiciste, espera un poco..., para devolverle el favor que me había hecho":
"Oh no, no se puede orar con enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón. Esto es difícil, sí, es difícil, no es fácil. ‘Padre, no puedo decir Padre, no me viene'. Es cierto, yo lo entiendo. ‘No puedo decir nuestro, porque este me hizo esto, eso y...’ ¡no se puede! ‘Estos deben de ir al infierno, ¿no? ¡no son de los míos!’.

Es cierto, no es fácil. Pero Jesús nos ha prometido el Espíritu Santo: Él es quien nos enseña, desde dentro, desde el corazón, como decir 'Padre' y cómo decir ‘nuestro’. Pidamos hoy al Espíritu Santo que nos enseñe a decir ‘Padre’ y a poder decir ‘nuestro’, haciendo la paz con todos nuestros enemigos".
Traducido y adaptado por José Antonio Varela V.

«¿Cómo vamos a tener la unidad entre los cristianos si no somos capaces de tenerla entre nosotros los católicos?»

(VIS) «La imagen del cuerpo nos ayuda a entender esta profunda relación Iglesia-Cristo, que san Pablo ha desarrollado de manera particular -ha dicho-... La Iglesia es un cuerpo viviente...y este cuerpo tiene una cabeza, Jesús, que lo guía, lo nutre y lo apoya... pero como sucede en un cuerpo, es importante que pase la savia vital para que viva, así que debemos permitir que Jesús trabaje en nosotros, que su palabra nos guíe, que su presencia eucarística nos nutra, nos ame, que su amor fortalezca nuestro amar al próximo».
«En la Iglesia -ha continuado el pontífice- hay una variedad, una diversidad de tareas y de funciones; no hay una uniformidad plana, por la riqueza de los dones que distribuye el Espíritu Santo. Pero hay comunión y unidad: todos están en relación los unos con los otros y todos necesitan formar un único cuerpo vital, profundamente unido a Cristo. Recordémoslo bien: ser parte de la Iglesia quiere decir estar unidos a Cristo y recibir de Él la vida divina que nos hace vivir como cristianos, quiere decir estar unidos al Papa y a los obispos que son instrumentos de unidad y de comunión, y quiere decir también aprender a superar personalismos y divisiones, comprenderse más, armonizar las variedades y las riquezas de cada uno; en una palabra: querer más a Dios y a las personas que están a nuestro lado, en familia, en parroquia, en las asociaciones. ¡Cuerpo y extremidades para vivir deben estar unidos!».
El Santo Padre con palabras improvisadas ha exclamado: «La unidad es superior a los conflictos, ¡siempre! Los conflictos si no se disuelven bien, nos separan entre nosotros, nos separan de Dios. El conflicto nos puede ayudar a crecer, pero también puede dividirnos. No vayamos por el camino de las divisiones, de las luchas entre nosotros. Todos unidos con nuestras diferencias, pero unidos siempre: éste es el camino de Jesús».
«¡Cuánto daño causan a la Iglesia las divisiones entre cristianos, el estar separados, los intereses mezquinos!. Las divisiones entre nosotros y las divisiones entre las comunidades: cristianos evangélicos, cristianos ortodoxos, cristianos católicos, ¿por qué divididos?. Debemos tratar de lograr la unidad... tenemos que rezar entre nosotros católicos y con los otros cristianos, rezar para que el Señor nos conceda la unidad, la unidad entre nosotros.¿Pero cómo vamos a tener la unidad entre los cristianos, si no somos capaces de tenerla entre nosotros los católicos?. ¿De tenerla en la familia?. ¿Cuántas familias luchan y se dividen?. Buscad la unidad, la unidad que hace la Iglesia. La unidad viene de Jesucristo. Él nos envía al Espíritu Santo para crear unidad».

domingo, 16 de junio de 2013

El Papa en Jornada de Evangelium Vitae: «Digamos sí a la vida y no a la muerte»

(ACI/InfoCatólica) Con esta Eucaristía el Papa invitó a dar gracias al Señor por el don de la vida en todas sus diversas manifestaciones y a anunciar el Evangelio de la Vida, y recordó que «Jesús es la encarnación del Dios vivo, el que trae la vida ante tantas obras de muerte, ante el pecado, el egoísmo, el cerrarse en sí mismos. Jesús acoge, ama, levanta, anima, perdona y da nuevamente la fuerza para caminar, devuelve la vida».
El Papa continuó su meditación, «¿Qué es esta vida? Es la vida misma de Dios. Y ¿quién nos introduce en esta vida? El Espíritu Santo, el don de Cristo resucitado. Es él quien nos introduce en la vida divina como verdaderos hijos de Dios, como hijos en el Hijo unigénito, Jesucristo. ¿Estamos abiertos nosotros al Espíritu Santo? ¿Nos dejamos guiar por él?».
«El cristiano es un hombre espiritual, y esto no significa que sea una persona que vive «en las nubes», fuera de la realidad como si fuera un fantasma, no. El cristiano es una persona que piensa y actúa en la vida cotidiana según Dios, una persona que deja que su vida sea animada, alimentada por el Espíritu Santo, para que sea plena, propia de verdaderos hijos. Y eso significa realismo y fecundidad. Quien se deja guiar por el Espíritu Santo es realista, sabe cómo medir y evaluar la realidad, y también es fecundo: su vida engendra vida a su alrededor».
El Santo Padre recordó que Jesús nos trae la vida de Dios, y el Espíritu Santo nos introduce y nos mantiene en la relación vital de verdaderos hijos de Dios. «Pero, con frecuencia -lo sabemos por experiencia - el hombre no elige la vida, no acoge el Evangelio de la vida, sino que se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque vienen dictadas por el egoísmo, el propio interés, el lucro, el poder, el placer, y no están dictadas por el amor, por la búsqueda del bien del otro».
El Papa señaló que estos caminos representan «la constante ilusión de querer construir la ciudad del hombre sin Dios, sin la vida y el amor de Dios: una nueva Torre de Babel; es pensar que el rechazo de Dios, del mensaje de Cristo, del Evangelio de la vida, lleva a la libertad, a la plena realización del hombre. El resultado es que el Dios vivo es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen un embriagador momento de libertad, pero que al final son portadores de nuevas formas de esclavitud y de muerte».
Francisco explicó que el hombre tiende a la muerte cuando se aleja de Dios, «también el rey David quiso ocultar que cometió adulterio con la mujer de Urías el hitita, un soldado en su ejército y, para ello, manda poner a Urías en primera línea para que caiga en la batalla. La Biblia nos muestra el drama humano en toda su realidad, el bien y el mal, las pasiones, el pecado y sus consecuencias».
«Cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, encerrándose en su propio egoísmo y poniéndose en el puesto de Dios, acaba sembrando la muerte. Y el adulterio del rey David es un ejemplo. Y el egoísmo conduce a la mentira, con la que trata de engañarse a sí mismo y al prójimo. Pero no se puede engañar a Dios».
El profeta dice a David «Has hecho lo que está mal a los ojos de Dios». Lo que hizo el realmente «es una obra de muerte, no de vida - comprende y pide perdón: ‘He pecado contra el Señor’, y el Dios misericordioso, que quiere la vida y siempre nos perdona, le da de nuevo la vida; el profeta le dice: ‘También el Señor ha perdonado tu pecado, no morirás’».
El Papa recordó que Dios es ante todo misericordioso, «tal vez nos parece un juez severo, como alguien que limita nuestra libertad de vivir. Pero toda la Escritura nos recuerda que Dios es el Viviente, el que da la vida y que indica la senda de la vida plena».
Pero «pienso también en el don de los Diez Mandamientos: una vía que Dios nos indica para una vida verdaderamente libre, para una vida plena; no son un himno al ‘no’ - no debes hacer esto ¡no! Son más bien un himno al ‘sí’ a Dios, al Amor, a la Vida».
Asimismo el Papa puso un ejemplo de misericordia misma de Jesús, y recordó el pasaje del Evangelio donde encuentra a una mujer pecadora durante una comida en casa de un fariseo, suscitando el escándalo de los presentes: Jesús deja que se acerque una pecadora, e incluso le perdona los pecados. ‘Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco’».
La persona que vive esta experiencia «se siente comprendida, amada, y responde con un gesto de amor, se deja tocar por la misericordia de Dios y obtiene el perdón, comienza una vida nueva. Dios el Viviente es misericordioso ¿están de acuerdo? ¡Digámoslo juntos, Dios el Viviente es misericordioso! ¡Dios el Viviente es misericordioso! Otra vez ¡Dios el Viviente es misericordioso!», concluyó el Santo Padre.

Santa Misa con motivo de la Jornada de la «Evangelium Vitae»
Homilía del Santo Padre FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas:
Esta celebración tiene un nombre muy bello: el Evangelio de la Vida. Con esta Eucaristía, en el Año de la fe, queremos dar gracias al Señor por el don de la vida en todas sus diversas manifestaciones, y queremos al mismo tiempo anunciar el Evangelio de la Vida.
A partir de la Palabra de Dios que hemos escuchado, quisiera proponeros tres puntos sencillos de meditación para nuestra fe: en primer lugar, la Biblia nos revela al Dios vivo, al Dios que es Vida y fuente de la vida; en segundo lugar, Jesucristo da vida, y el Espíritu Santo nos mantiene en la vida; tercero, seguir el camino de Dios lleva a la vida, mientras que seguir a los ídolos conduce a la muerte.
1. La primera lectura, tomada del Libro Segundo de Samuel, nos habla de la vida y de la muerte. El rey David quiere ocultar que cometió adulterio con la mujer de Urías el hitita, un soldado en su ejército y, para ello, manda poner a Urías en primera línea para que caiga en la batalla. La Biblia nos muestra el drama humano en toda su realidad, el bien y el mal, las pasiones, el pecado y sus consecuencias. Cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, encerrándose en su propio egoísmo y poniéndose en el puesto de Dios, acaba sembrando la muerte. Y el adulterio del rey David es un ejemplo. Y el egoísmo conduce a la mentira, con la que trata de engañarse a sí mismo y al prójimo. Pero no se puede engañar a Dios, y hemos escuchado lo que dice el profeta a David: «Has hecho lo que está mal a los ojos de Dios» (cf. 2 S 12,9). Al rey se le pone frente a sus obras de muerte – en verdad lo que ha hecho es una obra de muerte, no de vida –, comprende y pide perdón: «He pecado contra el Señor» (v. 13), y el Dios misericordioso, que quiere la vida y siempre nos perdona, le perdona, le da de nuevo la vida; el profeta le dice: «También el Señor ha perdonado tu pecado, no morirás». ¿Qué imagen tenemos de Dios? Tal vez nos parece un juez severo, como alguien que limita nuestra libertad de vivir. Pero toda la Escritura nos recuerda que Dios es el Viviente, el que da la vida y que indica la senda de la vida plena. Pienso en el comienzo del Libro del Génesis: Dios formó al hombre del polvo de la tierra, soplando en su nariz el aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser vivo (cf. 2,7). Dios es la fuente de la vida; y gracias a su aliento el hombre tiene vida y su aliento es lo que sostiene el camino de su existencia terrena. Pienso igualmente en la vocación de Moisés, cuando el Señor se presenta como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, como el Dios de los vivos; y, enviando a Moisés al faraón para liberar a su pueblo, revela su nombre: «Yo soy el que soy», el Dios que se hace presente en la historia, que libera de la esclavitud, de la muerte, y que saca al pueblo porque es el Viviente. Pienso también en el don de los Diez Mandamientos: una vía que Dios nos indica para una vida verdaderamente libre, para una vida plena; no son un himno al «no», no debes hacer esto, no debes hacer esto, no debes hacer esto… No. Es un himno al «sí» a Dios, al Amor, a la Vida. Queridos amigos, nuestra vida es plena sólo en Dios, porque solo Él es el Viviente.
2. El pasaje evangélico de hoy nos hace dar un paso más. Jesús encuentra a una mujer pecadora durante una comida en casa de un fariseo, suscitando el escándalo de los presentes: Jesús deja que se acerque una pecadora, e incluso le perdona los pecados, diciendo: «Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco» (Lc 7,47). Jesús es la encarnación del Dios vivo, el que trae la vida, frente a tantas obras de muerte, frente al pecado, al egoísmo, al cerrarse en sí mismos. Jesús acoge, ama, levanta, anima, perdona y da nuevamente la fuerza para caminar, devuelve la vida. Vemos en todo el Evangelio cómo Jesús trae con gestos y palabras la vida de Dios que transforma. Es la experiencia de la mujer que unge los pies del Señor con perfume: se siente comprendida, amada, y responde con un gesto de amor, se deja tocar por la misericordia de Dios y obtiene el perdón, comienza una vida nueva. Dios, el Viviente, es misericordioso. ¿Están de acuerdo? Digamos juntos: Dios es misericordioso, de nuevo: Dios el Viviente, es misericordioso.
Esta fue también la experiencia del apóstol Pablo, como hemos escuchado en la segunda Lectura: «Mi vida ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). ¿Qué es esta vida? Es la vida misma de Dios. Y ¿quién nos introduce en esta vida? El Espíritu Santo, el don de Cristo resucitado. Es él quien nos introduce en la vida divina como verdaderos hijos de Dios, como hijos en el Hijo unigénito, Jesucristo. ¿Estamos abiertos nosotros al Espíritu Santo? ¿Nos dejamos guiar por él? El cristiano es un hombre espiritual, y esto no significa que sea una persona que vive «en las nubes», fuera de la realidad (como si fuera un fantasma. No. El cristiano es una persona que piensa y actúa en la vida cotidiana según Dios, una persona que deja que su vida sea animada, alimentada por el Espíritu Santo, para que sea plena, propia de verdaderos hijos. Y eso significa realismo y fecundidad. Quien se deja guiar por el Espíritu Santo es realista, sabe cómo medir y evaluar la realidad, y también es fecundo: su vida engendra vida a su alrededor.
3. Dios es el Viviente, es el Misericordioso, Jesús nos trae la vida de Dios, el Espíritu Santo nos introduce y nos mantiene en la relación vital de verdaderos hijos de Dios. Pero, con frecuencia, lo sabemos por experiencia, el hombre no elige la vida, no acoge el «Evangelio de la vida», sino que se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque vienen dictadas por el egoísmo, el propio interés, el lucro, el poder, el placer, y no son dictadas por el amor, por la búsqueda del bien del otro. Es la constante ilusión de querer construir la ciudad del hombre sin Dios, sin la vida y el amor de Dios: una nueva Torre de Babel; es pensar que el rechazo de Dios, del mensaje de Cristo, del Evangelio de la Vida, lleva a la libertad, a la plena realización del hombre. El resultado es que el Dios vivo es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen un embriagador momento de libertad, pero que al final son portadores de nuevas formas de esclavitud y de muerte. La sabiduría del salmista dice: «Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos» (Sal 19,9). Recordémoslo siempre: El Señor es el Viviente, es misericordioso. El Señor es el Viviente, es misericordioso.
Queridos hermanos y hermanas, miremos a Dios como al Dios de la vida, miremos su ley, el mensaje del Evangelio, como una senda de libertad y de vida. El Dios vivo nos hace libres. Digamos sí al amor y no al egoísmo, digamos sí a la vida y no a la muerte, digamos sí a la libertad y no a la esclavitud de tantos ídolos de nuestro tiempo; en una palabra, digamos sí a Dios, que es amor, vida y libertad, y nunca defrauda (cf. 1 Jn 4,8, Jn 11,25, Jn 8,32), a Dios que es el Viviente y el Misericordioso. Sólo la fe en el Dios vivo nos salva; en el Dios que en Jesucristo nos ha dado su vida con el don del Espíritu Santo y nos hace vivir como verdaderos hijos de Dios por su misericordia. Esta fe nos hace libres y felices. Pidamos a María, Madre de la Vida, que nos ayude a acoger y dar testimonio siempre del «Evangelio de la Vida». Así sea.

sábado, 15 de junio de 2013

VIDEO: Adolescente de 16 años despierta de coma y agradece cadena mundial de oraciones

VIDEO: Adolescente de 16 años despierta de coma y agradece cadena mundial de oraciones

Hallan restos de animales muertos en Las Palmas, seguramente de ritos esotéricos

A las 10:47 AM, por Luis Santamaría por RIES
El Ayuntamiento de Teguise (Las Palmas) está investigando la aparición de animales muertos, algunos sin cabeza o con el cuello cortado, y cree que detrás de estos hallazgos puede haber rituales de brujería, según informa La Voz de Lanzarote. El concejal Eugenio Robayna lo ha puesto en conocimiento del jefe de la Policía Local de Teguise, que se lo comunicará a la Guardia Civil.
Tal como explica la redactora Ruth Gabilondo, el hallazgo de un cabrito y dos gallinas con “el cogote cortado” en el agua en Costa Teguise el pasado 12 de junio no ha sido el único. Desde hace “un mes” se vienen encontrado casi todas las semanas “gallinas con el cuello cortado” en los cementerios de La Villa y, principalmente, en Tao.
“Los vecinos de Tao se han quejado bastante. Acuden al cementerio a visitar a sus familiares y a buscar un momento de paz y se encuentran con gallinas con el cuello cortado. No estamos acostumbrados a este tipo de hechos y a este tipo de brujería”, ha indicado el concejal, que ha asegurado que el Ayuntamiento está intentando “esclarecer todo esto”, aunque de momento no sabe quién puede estar detrás de estos actos.
“Creemos que la brujería está detrás de todo esto, porque prácticamente sucede todas las semanas en Tao. Los operarios municipales se están encontrando animales muertos, sobre todo en este cementerio. Se está notando mucho desde hace un mes, antes no sucedía eso”, ha señalado el edil, que recuerda algún caso en el antiguo cementerio de La Villa.

Además, el edil se muestra también preocupado por la “mala imagen” que pudieron llevarse el día 12 los turistas que paseaban por la playa de Las Cucharas y vieron a animales muertos flotando en el agua.

La lógica y la existencia de Dios

René Descartes es uno de los pensadores clave a la hora de analizar el problema de la existencia de Dios. En él se basó Baruch Spinoza para, en su Ética explicada según el órden geométrico, tratar de dar una explicación científica e irrefutable, o en otras palabras, definitiva, a algunos de los mayores intangibles de la historia de la humanidad: Dios, el alma, el bien, el mal. Antes hubo otros. El pensamiento cristiano, que dominó el panorama de la filosofía occidental durante toda la Edad Media, utilizó su particular interpretación de ciertas ideas de Platón y Aristóteles para probar la existencia de Dios y explicar el funcionamiento del mundo que Él había creado, siendo Santo Tomás de Aquino el máximo exponente de esta tradición. En cuanto a la prueba de la existencia de Dios, la obra de Spinoza no es sino una exposición más compleja, más precisa, de los argumentos de sus antecesores.

Empecemos hablando sobre el concepto de Dios. Dios es generalmente considerado como ser supremo, causa última de todo lo existente. Se le han dado, a lo largo de las religiones y filosofías características como perfección, infinitud, omnipotencia, omnipresencia -dado que forma parte de la esencia de todos los seres-, etc. Sin embargo, si prestamos atención a dichas cualidades, observamos que ninguna es demostrable según los parámetros científicos que utiliza la humanidad para validar el conocimiento. Es más, estamos hablando de conceptos que son de por sí innacesibles a los seres humanos: perfección y omnipotencia son conceptos que, como seres limitados que somos podemos intentar definir, pero no alcanzar a comprender en su totalidad. 

Uno de los argumentos más recurrentes de la tradición cristiana a favor de la existencia de Dios ha sido la de que "tenemos que venir de algo". Esta prueba es similar a la teoría aristotélica del Primer Motor Inmóvil. En resumen, reza que todo ser debe tener una causa, que a su vez tendrá otra, y así sucesivamente, pero como sería ilógico que la cadena fuese infinita tiene que haber un ser último... al que sin embargo dicha escuela de pensamiento no ha dudado en calificar como infinito. Esto es, se utiliza la misma cualidad que se trataba de explicar para dar la explicación. En mi opinión, esta explicación circular y no comprobable no es mas que un intento de poner límites a nuestro desconocimiento. Un límite formal, pues al fin y al cabo acaba siendo un límite ilimitado, pero al menos es una infinitud que podemos atisbar, algo con lo que sentirnos más cómodos que con un simple interrogante.

Otra de las más célebres pruebas que han esgrimido aquellos que defendieron la posibilidad de afirmar la existencia de Dios mediante la razón es la que se basa en la perfección de Dios. Formulada originalmente por San Anselmo, su planteamiento se reduce a lo siguiente: Dios debe existir porque es lo más perfecto que podemos concebir, y forzosamente lo más perfecto debe existir, porque la no existencia sería un claro signo de imperfección. El fallo radica, como demostraron posteriormente Kant y Hume entre otros, en que el hecho de que podamos pensar algo no implica la existencia de este algo. Dicho de otro modo, para poder aplicarle la cualidad de perfección a un ser, dicho ser tiene que existir, pero si aceptamos su existencia de antemano estamos incluyendo la conclusión que deseamos obtener, o sea, la existencia de Dios, entre las premisas.

Existen algunas pruebas más, que han sido igualmente refutadas. De todo esto no se colige, en cualquier caso, que Dios no exista, sino que no podemos probar su existencia, así como tampoco, y esto es importante, su no existencia. Esto es así porque, como ya he comentado antes, a Dios se le otorgan cualidades con las que el hombre solo puede soñar. No es difícil ver que un ser todopoderoso no encontraría dificultad alguna no solo en resultar indetectable para nosotros, sino en participar en el curso de nuestras vidas, en jugar con nuestras mentes sin que nos diéramos cuenta, provocando que hiciéramos cosas que luego atribuiríamos a nuestro libre albedrío (cualidad que, irónicamente, Descartes atribuyó al genio maligno que utilizó para explicar la duda metódica). El ateísmo, si lo separamos completamente del agnosticismo, yerra entonces tanto como el cristianismo, al afirmar cosas que no puede probar.

La religión es, en última instancia, cuestión de fe. La fe es creencia, y el creyente cree en la existencia de aquello en lo que cree. Sin embargo, el creyente no deja de ser un hombre que vive en una sociedad, que comparte su vida con otros hombres, que a su vez tienen creencias diferentes. Tratar de demostrar la existencia de cosas que, debido a su propia naturaleza, no son verificables, ha sido en el pasado demasiadas veces una estrategia destinada a imponer el modo de ver el mundo de un cierto grupo de personas, así como a justificar la necesidad de ciertas conductas que, de otro modo, habrían sido consideradas no solo contrarias a la ley, sino abominables y más propias de monstruos que de hombres. Dejaré que ustedes mismos hallen en la historia estas horribles situaciones. Yo solo espero que, gracias a ellas, la humanidad se haya hecho más sabia y, de este modo, lleguemos a entender la necesidad de compaginar las creencias propias con la tolerancia de las ajenas.

domingo, 9 de junio de 2013

Era un niño musulmán, soñó con Jesús, se hizo cura católico y casi lo fusilan los islamistas

P.J. Ginés / ReL09 de Junio de 2013
Esta es la historia de Bashir Abdelsamad, que empieza en su infancia, en los años 60, en Sudán del Norte, un niño musulmán como tantos otros que iba a la escuela y se aprendía el Corán

"El clérigo islámico que nos daba clase nos explicó que Dios nos permitía a nosotros, los musulmanes, matar a los cristianos y los ateos, los que no creen en el Corán", recuerda Bashir. 

- ¿Por qué creó Dios, que es misericordioso, a esas personas, si no les ama? -preguntó el niño en clase.El profesor le castigó duramente delante de todos por hacer preguntas incómodas. Pero él, con 10 años, tenía claro que Dios no podía ser así.

El niño musulmán que vio a Jesús
"Esa noche, tuve una visión de Jesús", explica Bashir, casi 50 años después. "Jesús se me apareció con dos libros en sus manos: en la derecha tenía la Biblia; en la izquierda tenía el Corán. Me pidió que escogiera qué libro era el correcto. Cuando elegí la Biblia, desapareció".

Esa es la visión sobre la que Bashir edificó su vida en un entorno hostil a la fe cristiana. Él dice que ni siquiera había visto nunca entonces una imagen de Jesús, algo perfectamente lógico en el Sudán del Norte de los años 60. Pero cuando un tiempo después vio una iglesia católica en su país, con imágenes de Jesús, lo reconoció. Era el hombre de su visión.

Estudiando con los combonianos

Hasta la educación secundaria, en un instituto de los Misioneros Combonianos, Bashir no tuvo ninguna oportunidad de conocer nada más de Jesús y el cristianismo. Creció durante la primera guerra civil sudanesa (1955 a 1972) y después viviría la guerra del gobierno islámico del norte contra los independentistas cristianos y animistas del sur (de 1983 a 2005).

En el instituto de los combonianos pudo conocer la fe, estudiar la Biblia y convencerse: esa era la verdad. Nadie quería bautizarle, los sacerdotes temían represalias del gobierno islámico, pero el joven insistió tanto que al final recibió el bautismo. A su familia no le molestó, excepto por las posibles represalias si se supiera. Pero Bashir lo tenía ya claro: quería ser sacerdote.

Primero probó en el noviciado comboniano, pero solía caer enfermo y la salud es muy importante para los misioneros. Después estudió en un seminario de su diócesis, y fue ordenado como sacerdote diocesano. 

Con los refugiados en las montañas
Fue entonces cuando su obispo lo envió a ayudar a los refugiados de los Montes Nuba en Sudán central, gente desplazada por la guerra y muy maltratada por los islamistas del norte y las fuerzas gubernamentales. "Yo los organizaba, les ayudaba en necesidades básicas como comida, medicinas, mantas y alojamiento", recuerda. 

Pero eso no gustaba a las tropas norteñas que recorrían los Montes Nuba. Quien ayudase a los refugiados, quien no fuese musulmán, era sospechoso de simpatizar con el enemigo. Dos veces detuvieron a Bashir y le interrogaron, acusándolo de colaborar con los rebeldes del sur. La tercera vez que le arrestaron, en 1991, decidieron ya fusilarle, y lo juntaron con otras 8 personas para ejecutar.

"Me llevaron a unos barracones militares y me metieron en una celda pequeña un tiempo. Después, nos juntaron para fusilarnos. Éramos nueve. Sólo yo fui rescatado", apunta.

Se salvó porque otro sacerdote consiguió encontrar a un comandante amigo de Bashir y llegaron corriendo al pelotón de fusilamiento... Los otros ocho condenados ya habían sido ejecutados. Bashir se salvó por muy poco. 

Camino del exilio
Su amigo comandante le recomendó dejar el país. Y lo hizo: primero huyó a El Cairo, luego a Kenia, después a Sudán del Sur. Allí volvió a atender a refugiados, pero al caer enfermo el obispo lo envió a recuperarse a Nairobi. Y de allí, a estudiar en la universidad jesuita de Xavier, en Ohio, EEUU, donde llegó en 1994. Acabados los estudios, no pudo volver a Sudán hasta mucho después, avisado de que aún le buscaban. 

Tardó 21 años en volver a su tierra, en ver a sus parientes. "Mi familia me aconsejaba no caminar solo en público, pero les dije que si me matan, mi muerte valdrá la pena, porque alguien que ama su país y muere hace que la gente aprenda de esa muerte", declaró en la revista de Xavier University. "Cuando me arrestaron para matarme, estaba feliz de morir sabiendo que no podrían quitar mi espíritu".

Hoy Bashir sigue en Estados Unidos, como vicario en varias parroquias de la diócesis de Sioux City, y atiendiendo también inmigrantes sudaneses en Norteamérica. "La Biblia, mi libro preferido, siempre está conmigo, y el Rosario también. Creo que Dios tiene planes para mí, aquí, o en cualquier otro sitio", comenta el padre Bashir Abdelsamad. 

sábado, 8 de junio de 2013

Por una reforma financiera ética y solidaria

El papa Francisco ha hablado recientemente ante un grupo de Embajadores y a los Miembros de la Fundación "Centesimus Annus" y ha pedido a los responsables políticos que tengan valor para afrontar una reforma financiera ética, remarcando que la solidaridad no es una limosna social, sino un valor social.
Hay muchos avances, es cierto, que contribuyen al auténtico bienestar de la humanidad. Pero también hay que reconocer que la mayoría de los hombres y las mujeres de nuestro tiempo siguen viviendo en precariedad cotidiana, con consecuencias funestas. Algunas patologías aumentan, el miedo y la desesperación se apoderan de los corazones de muchos; la alegría de vivir va disminuyendo, la corrupción y la violencia aumentan, la pobreza se vuelve cada vez más impactante. Luchamos mucho por vivir y, a menudo, acabamos viviendo sin dignidad.
La crisis mundial que afecta a las finanzas y la economía pone de relieve sus deformidades, y, sobre todo, la grave falta de una orientación antropológica, y así la persona humana queda reducida a una sola de sus necesidades: el consumo. Y peor aún, el ser humano es considerado hoy como un bien que se puede utilizar y tirar. En este contexto, la solidaridad, el tesoro de los pobres, se considera a menudo contraproducente, contraria a la racionalidad financiera y económica. Mientras que los ingresos de una minoría crecen de manera exponencial, los de la mayoría van disminuyendo. Este desequilibrio proviene de ideologías que promueven la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, negando de esta manera el derecho de control de los estados, a pesar de estar encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone de forma unilateral y sin remedio posible, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y el crédito alejan a los países de su economía real y a los ciudadanos de su poder adquisitivo objetivo. A todo esto se añade una corrupción tentacular y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. Y el paro galopante priva del derecho al trabajo y de la dignidad de ganarse el pan.
Tras esta actitud se encuentra el rechazo de la ética, el rechazo de Dios. La ética molesta, se la considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder; es vista como una amenaza, porque rechaza la manipulación y el sometimiento de la persona. Y es que la ética lleva a Dios, que está fuera de las categorías del mercado. Dios es considerado por muchos financieros, economistas y políticos, como no manejable, incluso peligroso, ya que llama al hombre a su plena realización y a la superación de todo tipo de esclavitud. La ética permite crear un equilibrio y un orden social más humano, "hay que dar de nuevo su merecida ciudadanía social a la solidaridad" ha dicho el Papa. Y cita a S. Juan Crisóstomo: "No compartir con los pobres los propios bienes es robar y quitar la vida. No son nuestros los bienes que poseemos, sino suyos" (Homilía sobre Lázaro 1,6). Sería conveniente realizar una reforma financiera que fuera ética y, a su vez, que comportara una reforma económica saludable para todos. Y recordó que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promoverlos.Solidaridad desinteresada y retorno a la ética en la realidad económica y financiera. La Iglesia anima a los gobernantes a estar verdaderamente al servicio del bien común de sus pueblos. Son lecciones de convivencia y de fe vivida en la realidad social, que tanto preocupa.
+ Joan E. Vives
Arzobispo de Urgell

Bordeó el ateísmo, fue pentecostal... y volvió a la Iglesia católica en una eucaristía especial

Sara Martín. Religión en Libertad. 8 de Junio de 2013

 “¿Los judíos creen en Jesús?”. Una “absurda pregunta” como ésta fue la chispa necesaria para despertar en Shane a los 13 años una profunda crisis de fe. 

Había acudido a visitar una sinagoga como parte de su programa de estudios en el colegio. La pregunta la formuló un compañero de clase al rabino, y al profesor de Religión se le salieron los ojos de las órbitas. Sin embargo, este hecho y la respuesta del rabino desencadenaron una serie de pensamientos que cambiaron por completo la vida y la perspectiva de Shane. 

“Crecer en una familia cristiana y asistir a una escuela católica no me dio nunca muchas oportunidades de ponerme en contacto con otros sistemas de creencias”, comienza, “me di cuenta de que yo nunca había conocido a alguien que no creyera en Jesús o al menos basara su vida en un sistema de creencias que lo incluyera de una u otra manera”.  «»

Así que, admite, “la pregunta de mi compañero realmente no era tan estúpida después de todo”. 

"Cuanto más leía, más preguntas"
Los padres, de educación y vida católica, recibieron esa noche un aluvión de preguntas de Shane: ¿Por qué creéis en Jesús? ¿Cómo sabéis que era el Mesías? Si Él era el Mesías, ¿por qué creemos que es Dios también? ¿Cómo podéis estar tan seguros? 

“Es una cuestión de fe, Shane”, le respondieron. “No es algo que se puede probar absolutamente, es algo que sabes en tu corazón”. 

Hermoso y sincero, reconoce Shane ... pero de ninguna ayuda para él. 

Así que, en las siguientes semanas, Shane devoró la World Book Encyclopedia que estaba en su casa, leyendo todo lo posible sobre cristianismo y judaísmo.

También amplió su curiosidad al hinduísmo, el budismo y el islam. 

Pasaba horas en la sección de Filosofía de la biblioteca local buscando autores “con autoridad”. Pero pronto se dio cuenta de las lagunas que existían entre ellos: mientras unos defendían la reencarnación, otros se reafirmaban en la resurrección; mientras unos hablaban de la gracia, otros abogaban por el karma; y así un largo etcétera. 

“Cuanto más leía, más preguntas tenía para mis padres", recuerda. 

Buscando la verdad
"Cuanto más buscaba respuestas, más me daba cuenta de lo importante que era encontrarlas. O Dios nos ha dado reglas para vivir, o no lo ha hecho. O las decisiones que tomamos tienen consecuencias eternas, o no las tienen. O el cristianismo era cierto, o millones de personas estaban perdiendo el domingo por la mañana. Si Dios era el Creador y Juez de todos, quería saber lo que deseaba de mí”, explica.

En poco tiempo, Shane pasó de cuestionarse cuál era la religión verdadera a preguntarse cómo podía estar seguro siquiera de que había un Dios. 

La opción le parecía posible. Pero lo único que podía ver es que una vida fuera de Él significaba soledad y vacío: “Necesitaba saber si había un Dios que me amaba. Sólo quería saber si podía contar con ser amado. Si tuviera eso, estaría dispuesto a hacer lo que Él me pidiera sin importarme que la gente pensase que era un fanático religioso”

Dos pasos hacia delante, uno hacia atrás
Un día, Shane pasó por la cocina y decidió, una vez más, poner a su padre contra las cuerdas: “Papá, dime una vez más por qué crees en Jesucristo”, le dijo. “Shane, Jesús te ama tanto que llora por ti. Te quiere, pero tú no quieres volver a Él”, le dijo con el rostro entristecido. 

Y en ese momento Shane pudo ver en el rostro de su padre al mismísmo Jesucristo, llorando por Él. “Me eché a llorar. Sucedió en un instante, fue como un flash en mi mente”, explica. 

“No era la clase de evidencia que había estado buscando -objetiva, verificable, libre de emociones- y sin embargo era personalmente innegable. Han pasado más de veinte años desde ese día y sigo sintiendo las repercusiones”, admite.

Desde ese momento, Shane tuvo el convencimiento de que Jesús de Nazaret estaba vivo, corporal y espiritualmente vivo, y que le amaba. 

Con evangélicos y pentecostales
Su hambre de conocer se hizo aún mayor y empezó a leer libros de Billy Graham, fundador de una escuela evangélica, y de Hal Lindsey. “Lindsey me convenció de que la Iglesia católica había malinterpretado seriamente el modo en que Jesucristo nos salva”, explica. 

En pocos meses Shane estaba acudiendo a reuniones con los Pentecostales, fascinado por su energía y su carisma, por la música y el ambiente. 

“¡La falta de inhibición que las personas sentían al regocijarse ante Dios era tan diferente de mi experiencia de la misa católica hasta ese momento! Veía a los católicos atrapados en lo externo: confesión, la Virgen María, el Papa... Me parecían obstáculos directos para la relación con Dios. En la iglesia pentecostal a la que acudía no había normas ni obligaciones, ni siquiera no acudir a Misa era un pecado, para ellos la Biblia debía ser interpretada literalmente”. 

Sin embargo, Shane también encontró una gran inconsistencia en esta iglesia: “La única doctrina católica que nunca dudé fue la presencia de Jesús en la Eucaristía. Me sorprendió que esta iglesia pentecostal no confesional, tan literal en su interpretación de otros pasajes de la Biblia, se se mostrara inconsistente en éste: Éste es mi cuerpo, ésta es mi sangre”.

La primera Eucaristía real
Un viernes Shane fue, como tantos otros, a una Eucaristía católica. Sin embargo, ese día sucedió algo especial en la comunión. Sintió verdaderamente, y no sólo intelectualmente, que Jesús venía a él. 

“Esta venida de Jesús es parte de la realidad de la Eucaristía, nunca lo había experimentado así”. A partir de este momento Shane se confirmó, fue aceptando una tras otra las verdades que proclama la Iglesia católica, se casó y hoy es padre de dos hijos. 

“Lo que mi propia experiencia me ha enseñado es que en realidad no hay un conflicto entre la fe del credo o dogma y una relación viva con Dios. Donde está la Iglesia allí está el Espíritu de Dios, y donde está el Espíritu de Dios, la Iglesia y toda gracia”. 

Shane Kapler cuenta su experiencia en el blog justacatholic.blogspot.com y además es autor de The God Who is Love: Explaining Christianity From Its Center (El Dios que es Amor: Explicar el cristianismo desde su centro). 

Las expresiones faciales de los fetos muestran que son capaces de sentir dolor

(HO/InfoCatólica) Los investigadores de las Universidades de Durham y de Lancaster en Inglaterra dicen que los bebés no nacidos aprenden a mostrar dolor en sus expresiones faciales y esto forma parte del proceso de desarrollo del feto. Los investigadores tomaron 15 exploraciones de imágenes de niños sanos aún no nacidos y encontraron que respondían a estímulos dolorosos, los bebés eran capaces de mostrar expresiones de dolor de una dimensión en su rostro a las 24 semanas, como mover los labios de una manera negativa.
El investigador principal, el Dr. Nadja Reissland, del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham dijo a Sky News: «Es de vital importancia para los niños que sean capaces de mostrar el dolor tan pronto como nacen, para poder comunicar cualquier angustia o dolor que puedan sentir a sus cuidadores».
«Nuestros resultados muestran que los fetos sanos 'aprenden' a combinar los movimientos faciales necesarios antes de nacer», dijo. «Esto sugiere que podríamos determinar el desarrollo normal de los movimientos faciales y potencialmente identificar un desarrollo anormal también. Esto podría proporcionar una indicación médica adicional de la salud del bebé nonato».

miércoles, 5 de junio de 2013

Cecilia Perrín, embarazada con cáncer, rechazó el aborto y salvó a su hija Agustina

Fernando de Navascués / ReL
Estos días en los que se comenta el caso duro de los embarazos de "Beatriz", en El Salvador, muchos recuerdan la figura de la argentina Cecilia Perrín, que se casó hace 30 años, y apenas unos meses después se encontró embarazada y con un cáncer de lengua. 

Los médicos fueron claros: “Hay que hacer un aborto terapéutico”. Ceci también lo tenía claro: ofrecería su vida por la de su hija María Agustina. Se puso en manos de Dios. Su hija nació en julio del 1984 en Buenos Aires, y ocho meses después Cecilia murió: nació en el Cielo. Hoy está en proceso de canonización.

Cecilia era focolarina
Cecilia Perrín vino al mundo el 22 de febrero del año 1957 en Punta Alta, Buenos Aires. Su familia era profundamente católica y en ellos caló enseguida el espíritu del Movimiento de los Focolares, fundado por la italiana Chiara Lubich. 

Sus padres, Angelita y Manolo, que pertenecían a esta asociación, le hicieron partícipe de una intensa formación cristiana que habría de apoyarle en los momentos más difíciles de su enfermedad. Eran cinco hermanos y su vida estaba muy unida a la parroquia de María Auxiliadora, en donde se bautizó, recibió la Primera Comunión y se confirmó. 

Antes de casarse, Cecilia trabajaba en el Instituto Estrada, en donde también impartía catequesis. Los recuerdos que tienen sus antiguos compañeros y amigos es que Cecilia era una chica normal, alegre, que vestía a la moda y que también transmitía un profundo amor a Jesucristo, a quien predicaba con la palabra y con el ejemplo.

Tras dos años de noviazgo, se casó con Luis Buide el 20 de mayo de 1983, ahora hace 30 años. Cuentan que fue tanta gente a su boda que hubo que cortar el tráfico porque sus amigos ocupaban totalmente la acera y la calzada.

Los médicos le dijeron que abortara

  En febrero del 1984, cuando ya llevaba cuatro meses de embarazo, descubrió una pequeña llaga en la boca. 

Los médicos estudiaron su caso y apenas se atrevían a confesar la enfermedad a la que se enfrentaba: tenía cáncer. Éste era irreversible y el tratamiento chocaba frontalmente con su ilusión de ser madre. Los médicos le ofrecieron hacer un “aborto terapéutico”, pero ella pronunció su “Fiat” a Dios con serenidad y apoyada por su familia y, sobre todo, por su marido. 

La misma Cecilia lo afirma: “Hoy le pude decir a Jesús que ‘sí’. Que creo en su amor más allá de todo, y que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él”.

Dada su decisión de proseguir con el embarazo, los médicos apenas tenían unas pocas posibilidades y oportunidades de maniobra. 

En primer lugar le propusieron practicar una operación bastante delicada en la mandíbula. Tenía inconvenientes, como el tener que alimentarse durante tres meses por sonda, lo que suponía un posible grave problema para el bebé. 

Como la cosa no estaba nada clara, Cecilia no quiso arriesgar a su hija. Con todo, los médicos intentaron un “arreglo” que, lamentablemente, no paró el desarrollo del tumor.

“Sí, Jesús, te doy todo”

  Finalmente, Agustina nació en julio de 1984 y, poco después, Cecilia se sometió a una nueva intervención. Sin embargo, no pudieron hacer mucho, pues el cáncer estaba más avanzado de lo que pensaban. Con todo, Cecilia sólo tenía en su corazón a su marido y a su hija, además de a Dios, quién le hacía descubrir paz y felicidad en donde los demás sólo veían un fracaso. 

En una carta de Cecilia al Arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Mayer confiesa: “Hace días sentía de darle todo a Jesús pero con la voluntad y el pensamiento, no con el sentimiento, no podía de esta forma decirle SI, porque me invadía un gran temor que me lo impedía. El otro día en el quirófano estando sola antes de que me durmieran pude decirle sintiéndolo: Sí, Jesús, te doy todo. Cuando desperté sentía una gran tranquilidad pese a que lo que me dijeron era bastante desalentador”.

Estos últimos meses de su vida no fueron una triste y lastimosa cuesta abajo que habría de concluir en la muerte. No, al contrario, fue una subida al Calvario lleno de sentido y de amor a quienes le rodeaban y por quienes ofreció cuanto tenía: “Señor quiero ser como Vos quieras que sea; tener la personalidad que desees, ser ante el que está a mi lado como Vos quieras que sea. Tener la belleza que Vos quieras que tenga”.

"Donde me entierren, que sea alegre"
Así, el uno de marzo del 1985, antes de acabar el día, María Cecilia Perrín pasó a la casa del Padre. Apenas contaba con veintiocho años. Sus restos mortales descansan en la Mariápolis Lía, en O’Higgins, Buenos Aires. La Mariápolis Lía es un centro de espiritualidad, formación y de encuentro con Dios promovido por el Movimiento de los Focolares. 

Fue enterrada allí mismo por expreso deseo suyo, pues manifestó que el lugar a donde fueran a visitarla habría de ser un lugar alegre y de vida, y no triste y desolado.

María Cecilia Perrín de Buide escribió una historia mientras estaba pasando esos momentos tan difíciles. Esta historia representa cómo el dolor es una dura experiencia, pero a la vez alegre pues es el camino que da vida a su hija Agustina; a la vez es la que le abre la puerta del cielo y le ofrece el encuentro con Dios, en el que se apoyó y del que obtuvo fuerzas para llevar una vida en donde la hermosura del alma es más grande que la hermosura de exterior.

Abierta la causa de canonización
Y así fue, pues su fama de santidad, la heroicidad de su entrega y las muchas gracias que fueron escuchadas y concedidas han hecho que comenzase su causa de beatificación diez años después, declarando a Cecilia como Sierva de Dios. Su causa continúa por buen camino.

Urge la ecología humana porque la persona está en peligro, dice el Papa

Urge la ecología humana porque la persona está en peligro, dice el Papa

Anna Karenina, o cómo el adulterio puede destruir a una persona

Anna Karenina, joya de la literatura rusa, obra cumbre del realismo, escrita por León Tolstoi. A través de esta novela, el dramaturgo hace una fuerte crítica a la moral de la sociedad aristocrática del 1800 en Rusia.

Anna Karenina (Keira Knightley) lleva una vida envidiable: está casada con Karenin (Jude Law), un importante funcionario, del fruto de su matrimonio procrearon un hijo, la posición social de Anna en San Petersburgo es envidiable. Karenina Viaja a Moscú para tratar de salvar el matrimonio de su mujeriego hermano; durante este viaje conoce  al apuesto oficial de caballería Vronsky (Aaron Taylor-Johnson). Cuando Anna es presentada al oficial, la  atracción entre ambos es mutua, hasta culminar en un tórrido romance que los orilla a destruir la familia de Anna. También al mismo amante de Karenina (Vronsky), finalmente a la misma Anna, quien termina suicidándose porque no logra soportar el peso moral de la sociedad rusa de ese entonces, que no acepta su relación con el oficial Vronsky por motivos de índole ético.

Más allá de la crítica epocal, analicemos el verdadero peso moral y psicológico que no consigue soportar Karenina orientándola al suicidio. La psicología, la neurociencia, la psicoinmunologia, medicina psicosómática, la neuropsicoendocronología, la psicofisiologia, etcétera; ramas de la ciencia y la medicina moderna conectadas entre sí, confirman que nosotros como seres humanos, somos las únicas criaturas de la tierra capaz de cambiar y modificar nuestra biología mediante lo que pensamos, hacemos o sentimos. En resumen los científicos dicen en sentido simbólico: “como está tu pensamiento así está tu corazón”, como está tu corazón así está tu espíritu.

Aludiendo la misma reflexión desde el punto vista teológico “la boca habla de lo que está lleno el corazón” de acuerdo a como se encuentra el alma de la persona, así serán sus pensamientos, sus palabras, sus actos, unidos a su ética y su destino. Experimentamos cambios bioquímicos y fisiológicos en nuestro organismo conforme a nuestras emociones y estados de ánimo. El científico Hans Selye fisiólogo médico, director del Instituto de Medicina y Cirugía Experimental de la ciudad de Montreal (padre del estrés 1950); descubrió el estrés y sus efectos dañinos en el hombre, los cambios psicofisiológicos conectados a la enfermedad y el envejecimiento prematuro del individuo; autogenerados por su propio estrés emocional y exterior.

El odio, los celos, la confusión provocan estrés, tensión emocional, cada emoción va cargada  de información, intensión y energía dependiendo de lo que percibo: ejemplo: celos o contentamiento, odio o amor. Los pensamientos negativos son veneno para nuestra salud; secretan sustancias neuroquímicas en nuestro organismo como la adrenalina, cortisol y ácido clorhídrico; la adrenalina comprime el calibre de las arterias cerebrales, reduciendo la irrigación sanguínea a las neuronas cerebrales, la falta de oxigenación a las neuronas, origina disminución del funcionamiento cerebral ocasionando un sinnúmero de efectos colaterales al individuo; ejemplo: mala actitud, conducta equivocada, sentimientos de ira, irritabilidad, errores en la toma de decisiones.

La conducta más significativa vinculada a los actos de Anna Karenina personaje central de la película, son sus hechos un adulterio fundamentado en su gran confusión acerca del amor; aunado a su pobre y vulnerable código de ética. Para ella el amor que no se sustenta en el origen antropológico y teológico es capaz de todo, y da la fuerza para dejar un esposo fiel, un hijo, una familia, huir son su amante y desafiar a la aristocracia rusa; sin importar que esa felicidad e intereses propios sea a costa de la infelicidad de los demás. El carácter ético del hombre está sabiamente conectado a la verdad; es infalible, cuando se actúa en contra de esa verdad, a la larga, esta virtud  “cobra factura”.

La identidad y esencia más profunda de la persona es el amor, referida por un Ser Supremo Dios. Al obrar en contra de mi naturaleza más divina, la espiritual; soy antinatura voy en contra de mi esencia, me auto asesino silenciosamente por medio de mis emociones, las cuales necesito transformar y depurar. Una emoción es depurada cuando es pasada por el filtro de la verdad (bondad, belleza y bien); esta me conlleva a la reflexión siguiente: el amor auténtico da la fortaleza para convertir en virtudes mis debilidades humanas. Las virtudes son las dignidades que nos rescatan de nuestra ignorancia, miserias, debilidades, enfermedades, destrucción y muerte espiritual y física. Aquí nos elevamos a un alto nivel de inteligencia sustentado en la razón, este buen juicio y conocimiento es brillante, evita la propia destrucción de la persona impulsado por sus arrebatos. León Tolstoi, uno de los puntales de la literatura Rusa, criticó fuertemente la hipocresía de la sociedad rusa, resalta los valores hermosísimos de otros personajes de su novela que dan cátedra auténtica de amor y perdón.

La ciencia certifica que necesitamos regresar a las raíces religiosas, divinas, que religan al hombre con la libertad interior, la salud, la plenitud; nuestro origen primigenio sagrado. La filosofía el amor a la sabiduría, grita, es vital vivir en la verdad, “la verdad os hará libres y sabios”. La teología y la ciencia evidencian y demandan vivir en pureza, pureza de intención. La virtud de la pureza es vital para nuestra salud, juventud, belleza; sin ellas nos autodestruimos lentamente; lo más peligroso: arruinamos esposos, hijos, hermanos, padres, amigos. La pureza a la que nos exhorta la vida, los científicos, el Ser Supremo, es también la pureza de actitud, pensamiento y emociones; al llevar estos el sello del amor incondicional y renunciar a nuestros propios placeres e intereses; sentiré plenamente la gloria de quien soy, viviré en armonía y consonancia total con el auténtico amor, el AMOR neutraliza las enfermedades, el proceso de envejecimiento y restituye su identidad, bienestar e inteligencia a cada célula del cuerpo. La novela de Tolstoi ha tenido muchas adaptaciones, sin embargo en todas corrobora el resultado de vivir en la mentira: la autodestrucción del ser humano.
 Fuente: Aleteia 05 de Junio de 2013

martes, 4 de junio de 2013

Más de cien mil cristianos son asesinados al año por su fe

ROMA, 29 de mayo de 2013 (Zenit.org)

Intervención del arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante Naciones Unidas y otros organismos internacionales en Ginebra, tuvo una intervención en la 23 sesión del Consejo de Derechos Humanos.

En primer lugar el arzobispo Tomasi felicitó a la alta comisaria, señora High, "por su presentación así como por las actividades de su oficina para la promoción, reconocimiento e implementación de los derechos humanos".

En su intervención, el representante de la Santa Sede afirmó: "Serias violaciones de los derechos de la libertad de religión en general y la reciente y continua discriminación y sistemáticos ataques contra diversas comunidades cristianas en particular, le conciernen profundamente a la Santa Sede. Una investigación reciente llegó a la siguiente conclusión impactante: más de 100.000 cristianos han sido asesinados cada año debido a su relación con la fe. Muchos otros están sujetos a desplazamientos forzados, por la destrucción de sus lugares de culto, por la violación y abducción de sus líderes, como sucedió recientemente en el caso de los obispos Yohanna Ibrahim y Boulos Yaziji, en Alepo (Siria)".

"Muchos de esos actos -constató- han sido perpetrados en partes de Medio Oriente, África y Asia, y son el fruto de fanatismo, intolerancia, terrorismo y violación de las leyes. Además, en varios países del Este en que los cristianos eran históricamente parte de la sociedad, emerge la tendencia a marginarlos de la vida pública, ignorando su contribución histórica y social y siempre restringiendo la capacidad de las comunidades religiosas de realizar servicios sociales y de caridad".

El arzobispo Tomasi señaló que el Consejo de Derechos Humanos ha reconocido que la “religión, espiritualidad y creencias, pueden y contribuyen a la promoción de la dignidad y del valor de la persona humana”. "La religión cristiana -añadió-, así como las otras comunidades religiosas, están 'al servicio del verdadero bien de la humanidad'. De hecho 'las comunidades cristianas con su patrimonio de valores y principios ha contribuido mucho a hacer conscientes a pueblos e individuos en su identidad y dignidad'".

La delegación vaticana ha llamado "la atención sobre el servicio hacia la familia humana realizado en todo el mundo por la Iglesia católica, sin distinción de religión o raza". Y ha proporcionado una serie de datos.

En el sector de la educación, son 70.554 jardines de infancia con 6.478.627 alumnos; 92.847 escuelas primarias con 31.151.170 alumnos; 43.591 escuelas secundarias con 17.793.559 alumnos. La Iglesia además educa a 2.304,171 alumnos de colegios superiores y 3.338.455 estudiantes universitarios.

Los centros de caridad y de salud de la Iglesia en el mundo incluyen: 5.305 hospitales; 18.179 dispensarios; 547 casas de acogida para personas con lepra; 17.223 casas de ancianos o enfermos crónicos, o con minusvalía; 9.882 orfanatos; 11.379 guarderías; 15.327 centros de orientación matrimonial; 34.331 centros de rehabilitación social y 9.391 otros tipos de instituciones caritativas. A estos datos sobre la actividad de acción social, habría que añadir los servicios de asistencia que se prestan en los campos de refugiados y para desplazados interiores y el acompañamiento de estas personas desarraigadas.

Era atea y blasfema y abortó dos veces: tras 20 años de dolor se convirtió en Medjugorje

La italiana Alessandra Pelagatti tenía dieciocho años cuando se dio cuenta de que está embarazada. Había sido criada por una madre emancipada, separada y ferozmente independiente. Alessandra podía volver tarde por la noche a casa o incluso dormir fuera de casa. Y, por supuesto, hacer lo que quisiera con los chicos. Sin duda, era la envidia de todas sus amigas. 
Para ella su madre era un mito, tan diferente de las demás, ¡tan poco invasiva y opresora! 
Así que cuando Alessandra se quedó embarazada le pareció natural acudir a su madre para contarle la “emergencia” y buscar solución. Y con la misma naturalidad su madre le llevó a un ginecólogo, que no dudó en dirigirla hacia la “eliminación de aquel grupo de células”, que se cuidó bien de no mostrar a Alessandra “para no impresionarla”. 
Aunque Alessandra mostró dudas desde el principio, el médico le aseguró que hasta los tres meses no había vida. No le propuso ninguna alternativa, ni tampoco le hizo pasar por la entrevista obligatoria que establece la Ley 194 en Italia.

El día del aborto
Alessandra esperaba en una gran sala, donde las embarazadas, una a una, iban saliendo para realizarles la intervención y "solucionarles el problema”. Alessandra no quería hacerlo y se lo dijo al médico cuando era su turno. Sin embargo, él le aseguró que el aborto ya se estaba realizando desde el momento en el que ella había ingerido la primera pastilla aquella mañana. Así que decidió continuar. Su despertar fue traumático para ella debido a una infección grave tras el aborto.
Físicamente, se recuperó. Psicológicamente, el problema sólo estaba empezando: ansiedad, tristeza, incapacidad para tener relaciones sexuales con su novio durante los siguientes tres años. Ninguno comprendía siquiera por qué. Terminó con él y tuvo relaciones con otros, pero ninguna historia podía colmar su vacío interior. 

No matar: salvar insectos...
En la mente de Alessandra comenzó a hacerse insoportable la idea de matar a un ser vivo, por lo que se convirtió en una vegetariana obsesionada. “Salvaba insectos si los veía atrapados en algún sitio. No podía soportar el dolor de no hacer nada para protegerlos”, se justifica. 

El segundo aborto
Algunos años después volvió a quedarse embarazada, pero para entonces había tenido que convencerse de que su primer aborto había sido correcto. Así que decidió que, para autoconfirmárselo, tenía que abortar de nuevo. El infierno de dolor continuó hasta que se enamoró de nuevo. En ese tiempo decidió de nuevo volver a tener hijos, se sentía por fin preparada. Pero, tras intentarlo tres años, nunca lo consiguió. 
Pasó casi veinte años en terapia y con psicofármacos. Veinte años de sufrimientos de todo tipo, interior, exterior, angustiante. Un sufrimiento que culminó con un intento de suicidio el 30 de abril de 2010. 

El sentimiento de culpa
Conectar este dolor con su verdadera causa, el aborto, le llevó muchísimos años. “Para mí fue como tocar el fondo, pero con las piernas. Y eso me ayudó a coger impulso para volver a salir”, explica. Alessandra explica en su testimonio que toda su vida se había considerado atea y blasfema convencida. Su sentimiento de culpa no fue inducido por creencias religiosas, y la Iglesia no pudo ser responsable de lo que sucedió después. 
Ella era el prototipo de mujer libre, ajena a cualquier influencia religiosa, hermosa, inteligente, divertida y llena de amigos. Pero no conseguía perdonarse a sí misma porque no había llamado por su nombre lo que había hecho.

Un viaje a Asís
Pero un día llegó a su vida llegó el amor y la misericordia de Jesucristo, que la rescató justo al borde del abismo, y su vida comenzó a florecer de nuevo. Un viaje inesperado a Asís, la cuna de San Francisco, propuesto por su novio (creyente, pero no practicante) le empezó a abrir los ojos. Lo siguiente fue una Biblia que él le regaló y ella comenzó a leer más por curiosidad que por fe. Cuatro meses después se encontraba en la parroquia bosnia de Medjugorje. Allí la cercanía a la Virgen le hizo sentirse perdonada y comenzó a sonreír de nuevo. Sintió un amor que no había sentido nunca. Sintió que podía perdonar a su madre por haberle inducido a abortar. Y llegó un día en el que ya no podía vivir sin la oración y los sacramentos.

Ayudar a otros
Alessandra Pelagatti ahora explica su testimonio para ayudar a otras personas. Lo contó en una conferencia el día antes de la Marcha Nacional por la Vida llevada a cabo hace poco tiempo en diferentes lugares de Italia. Relató su historia marcada por el dolor y el sufrimiento, pero lo hizo con una sonrisa, esperando que su testimonio pudiera servir para ayudar a otras jóvenes que pasen por su misma situación." "Lo hago para ayudarles a entender que el aborto es una muerte doble, la de la madre y la del niño". 
Fuente: Religión en Libertad

domingo, 2 de junio de 2013

Padre y abuelo de seis nietos, a los 73 años se ordena sacerdote para atender un pueblo

La comunidad católica de Bahía Blanca acompañará la celebración eucarística en la que el diácono Juan Carlos De Piazza recibirá el orden del diaconado de manos del arzobispo, monseñor Guillermo José Garlatti.

La ordenación de De Piazza no será una más, por el honor y la gracia que la vocación sacerdotal reviste, pero también porque ha estado casado, y como fruto de ese matrimonio, tuvo dos hijos y hoy cuenta con seis nietos. Según confirmaron desde la catedral metropolitana a esta agencia, su hijo estará presente en la celebración, en tanto que su hija, que reside en España, seguirá los acontecimientos por video-conferencia.

Permiso del Papa
El futuro presbítero De Piazza será probablemente el referente eclesial de Saldungaray, una localidad que se revolucionó tras el conocimiento del permiso concedido por Benedicto XVI para este viudo de 73 años. Su caso debió ser estudiado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a fin de revocar el carácter de permanente que revestía su tarea como diácono.

"La noticia me tomó por sorpresa y me impactó más de lo que imaginaba. Lo primero que hice fue llamar a mi hija Mónica, a España, y a mi hijo Pablo, a Mar del Plata", recuerda De Piazza, que revela que sus nietos -tiene seis- aún no comprenden bien la situación.

Viudo a los 34 años
La misa en la que el servidor será promovido al orden presbiteral se llevará a cabo mañana, viernes 31 de mayo, a las 19, en el gimnasio del Instituto Fortín Pavón (Pavón 560), de la localidad bonaerense de Saldungaray. Luego de la ceremonia religiosa, se realizará una cena en el gimnasio del Club Porteño.

 De pequeño, el padre De Piazza ingresó a la Acción Católica Argentina. Tiempo más tarde, se hizo terciario franciscano e incluso realizó un discernimiento sacerdotal. A los 34 años quedó viudo, luego de que su mujer, Mirta, falleciera en un accidente de tránsito.

Durante años fue secretario del fallecido arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Rómulo García, hasta que en 2010 lo ordenaron diácono permanente. "Dios fue haciendo su obra en mí. Hice un proceso de discernimiento, e incluso monseñor García me lo había sugerido, pero yo no estaba muy seguro. Lo vivo desde mi familia, e incluso antes de pedirle a la Santa Sede la ordenación, avalado por monseñor Garlatti, lo consulté con mis hijos", explicó.  

“Anunciaré Tu nombre a mis hermanos”
"Mi hija está rezando para que mi ministerio sacerdotal sea fecundo. Me escribió un correo diciendo: «Rezo para que tu ministerio sea fructífero, papi». Es algo que me dejó helado", reveló el diácono.

El lema elegido por el futuro sacerdote, que se mantuvo en estos años al servicio de la Iglesia como diácono permanente, es “Yo anunciaré Tu nombre a mis hermanos”, frase tomada del libro de los Salmos.
Fuente: Religión en Libertad