lunes, 13 de mayo de 2013

Cien mil cristianos mueren asesinados al año, perseguidos por ser “diferentes” y amar la libertad


Fernando de HaroPor Manuel Cruz
Con el titulo de “Cristianos y leones”, acaba de aparecer en las librerías un libro-testimonio, editado por Planeta, del periodista Fernando de Haro  en el que se analiza, con todo detalle. uno de los más callados dramas de nuestro tiempo: la persecución que sufren las minorías cristianas en buena parte del mundo islámico, sin dejar de lado a los que viven bajo la dictadura china o en países tan democráticos como Nigeria e India. Nada más iniciar el libro se  ofrece al lector un dato pavoroso:  Cien mi cristianos mueren cada año en el mundo como consecuencia de la violencia desatada contra ellos, en buena medida porque son “diferentes” y amantes de la verdad y la libertad.
Con un depurado lenguaje periodístico, de párrafos cortos que facilitan la lectura y hacen más perceptibles los detalles que narra, el autor, buen conocedor del mundo islámico, nos desvela a lo largo de diez capítulos, los entresijos políticos y sociales de los países analizados -entre ellos la Siria que se desangra en una feroz guerra civil- que pueden explicar -justificar es imposible- el origen de esta persecución sistemática de unas comunidades cada día más mermadas pero que no dejan de dar testimonio de su fe, a pesar de la violencia que sufren. Hemos entrevistado a Fernando y este es el resultado de la intensa conversación mantenida:
- No parece que en veinte siglos haya avanzado mucho la libertad religiosa como signo de civilización… ¿Seguimos como en los tiempos de las persecuciones romanas –de ahí la alusión a los “leones” que figura en el título del libro- a pesar del Edicto de Milán y de las declaraciones universales de derechos humanos?
- El título de Cristianos y leones pretende evocar, ciertamente, un momento de la historia en el que todos pensamos cuando se habla de la persecución de los cristianos: la Roma anterior a Constantino. Hay similitudes y diferencias con ese período. La persecución romana era provocada por un poder, el imperial, que consideraba a los cristianos “ateos” por no someterse a la última instancia religiosa  del momento. También ahora la persecución se produce allí donde hay un poder que no acepta que los cristianos sean “diferentes”. El emperador ahora no es un señor que reclama para sí atributos divinos. El emperador son los regímenes comunistas de China o de Corea del Norte, es el islamismo (no es el islam) chiíta o sunní, el nacionalismo hinduista,  la ideología populista e indigenista en América Latina…el poder tiene otros rostros diferentes a los que tenía en el Imperio Romano y es más poderoso que entonces pero la pretensión es la misma.
A principio del siglo IV los relatos de la persecución de Diocleciano hablan de los horrores de aquellos tiempos. Lo interesante es que, según las investigaciones que han hecho en el Gordon-Conwell Theological Seminary de Massachusetts, que es un sitio muy serio, el fenómeno se ha mantenido constante a lo largo de la historia y ha crecido, en términos absolutos, porque el número de cristianos ha aumentado. Ahora 100.000 bautizados mueren al año de forma violenta. Desde el inicio del cristianismo hay 70 millones de mártires, entendiendo el término en sentido amplio, y 40 se han producido en el siglo XX: el estalinismo fue brutal. Pero desde el primer siglo el porcentaje  de mártires,  según los estudios de Barret y Johnson, se mantiene en el entorno del 0,8 por ciento de los creyentes.
Lo sorprendente  no son solo las cifras, que sin duda lo son, sino que el modo en el que mueren los cristianos sea al de los primeros siglos: son gente sencilla que no está dispuesta a renunciar a la alegría de su fe.
- ¿De qué se acusa a las minorías cristianas que viven en esos países?
- No se les acusa de lo mismo en todos sitios. En Pakistán se utiliza la ley antiblasfemia de 1986 para encarcelarlos, amedrentarlos  o asesinarlos. En este país han sido asesinados por las turbas a menudo, antes de que se iniciara cualquier proceso. Es conocido el caso de Asia Bibi, una mujer que desde 2009 están en prisión acusada utilizando  la ley antiblasfemia. En realidad  su  único delito ha sido  hablar bien de Jesús. Ha sido condenada a una muerte lenta. Esta misma ley ha sido utilizada para amedrentar a un niña que cometió un error ortográfico al escribir una palabra en urdu. Los casos son constantes.
Pero, en realidad, la persecución no suele estar acompañada en casi ningún país de un proceso formal como si lo estuvo en ciertos momentos de la persecución romana. Mucho de los cristianos internados  en campos de concentración en China o en Corea del Norte no han estado nunca ante un juez. Se les acusa de contrarrevolucionarios. En India, se les señala como enemigos de la nación hinduista, de comprar las conversiones de los intocables con dinero; en Nigeria de estar contra el islam y de ser amigos de extranjeros; en Egipto se utilizan historias inventadas de secuestros de mujeres conversas; en Iraq se les ha identificado con los que empezaron la guerra de 2003…. los pretextos son múltiples.
Lo cierto es que  la persecución se produce allí donde las minorías cristianas aportan cultural e históricamente un elemento de diversidad, de pluralidad y de libertad.
- No deja de resultar paradójico que según las últimas encuestas llevadas a cabo por la Pew Reaserch Center, muchos musulmanes son partidarios de la libertad religiosa… para otras religiones,  aunque en la practica se limita a una mera libertad de culto, siempre vigilada. ¿A qué se debe este miedo a la libertad?
- Me parece fundamental la distinción que haces entre libertad de culto y libertad religiosa. La libertad religiosa no puede entenderse solo como libertad de culto porque el fenómeno religioso se refiere a todas las dimensiones de la persona y de su vida en sociedad.
La cuestión de la libertad de los cristianos en los países de mayoría musulmana – es preferible utilizar esa expresión que decir países musulmanes, una fórmula que no reconoce el valor de las minorías de los bautizados- es decisiva. Hay dos fenómenos bien diferentes. La de aquellos países como Iraq o Siria en los que se vive una guerra abierta o encubierta. En estos casos las minorías cristianas son  las victimas de la pugna entre el chiismo  y el sunnismo radical o el yihadismo que quieren hacerse con el control de la situación. Es la guerra de siempre entre Irán y Arabia saudí. Las minorías cristianas que estaban allí desde antes de que llegaran el islam son un factor de pluralidad, expresan una concepción diferente del poder, de la mujer….y por eso hay que eliminarlas.
Otro caso es el de los países en los que gobierna el islamismo que algunos llaman moderado. Son países que intenta construir una cierta forma de democracia islámica, que todavía tiene muchas limitaciones. Muchos ponen a la Turquía de Erdogan como el modelo para la zona. Marruecos camina en la misma dirección. Egipto es todavía un interrogante y es un país muy castigado por la violencia anticristiana y por el salafismo. A algunos les gustaría que se estabilizara y que se pareciera, a pesar de las diferencias entre el Partido de la Justicia y los Hermanos Musulmanes, a Turquía. Y aquí está la gran cuestión: ¿este islamismo moderado que quiere,  a su modo ser democrático, respetará la libertad de los cristianos? Pues de momento respeta, no sin problemas, la libertad de culto, pero no va más allá. Esta en juego no solo la vida en libertad de los cristianos sino la libertad integral y el futuro de esos países.
- Todo lo que cuentas en “Cristianos y leones” está profusamente documentado y, por supuesto, es bien conocido por los organismos internacionales, empezando por la ONU. ¿A qué se debe la pasividad con que se “digieren” estos atentados masivos contra los derechos humanos?
- Afortunadamente las cosas están empezando a cambiar. Se han producido interesantes iniciativas en el seno del Parlamento Europeo para denunciar la situación. La OSCE tiene un representante para la lucha contra la discriminación de los cristianos. Y la Secretaria de Estado de Estados Unidos viene desde hace años realizando un informe sobre la libertad de los cristianos que es de gran ayuda.
Pero sin duda esta es un tema  que no cuenta con la suficiente atención ni de los organismo internacionales ni de los medios de comunicación. Especialmente en España donde hay una incapacidad para entender que no se trata de lo que se suele entender como una “cuestión religiosa” sino como una cuestión de derechos humanos. La persecución de los cristianos no suele entenderla ni la derecha ni la izquierda. No la entiende la derecha porque tiende a olvidarse de todo aquello que no cabe en el esquema del “choque de civilizaciones”. Y esto no es choque de civilizaciones, los cristianos y los musulmanes egipcios, por poner un ejemplo, pertenecen ambos a la civilización árabe. Y la izquierda no entiende que la fe se refiere a los derechos humanos y que algunos mueren porque la estiman más que su vida.
- ¿Qué podemos hacer los cristianos occidentales para ayudar a nuestros hermanos orientales?
- Creo que lo primero es conocerlos. Yo estoy muy agradecido a que diferentes circunstancias de la vida me llevaran a visitar con calma a Egipto e Iraq. A conocer a los cristianos coptos y a los cristianos caldeos. Sin conocer a nuestros hermanos orientales no conocemos los lugares donde se inicio el cristianismo. El cristiano es siempre un hecho histórico no solo ni primordialmente una moral o una doctrina. El cristianismo de Oriente Próximo nos ayuda a vivir y amar las tierras de Jesús y de los primeros discípulos. Sin esta relación es fácil que prolifere aún más ese cristianismo sin Cristo que está tan de moda. Conocer te permite amar, rezar, ensanchar nuestro pequeño horizonte con la vida de esta gente.
- Tu libro se centra más en la pavorosa situación  que sufren la minorías cristianas en los países islámicos así como en China y la Venezuela “chavista”. Y, sin embargo, los países donde más ha avanzado la democracia se está instalado una cultura ”progresista” que tiene como seña de identidad el menosprecio de la dignidad humana… y de la propia Iglesia. Los cristianos son también su objetivo… Aquí no asesina a los cristianos en nombre de Dios como hacen los “yihadisas”, pero se promueve la matanza de lo seres humanos más inocentes, en nombre del laicismo que actúa como una religión y ha consagrado la libertad de decisión por encima del derecho a la vida. ¿Cómo se ha llegado a esta degradación moral?
- Me parece que hay que distinguir los fenómenos. Una cosa es la persecución de los cristianos y otra cosa es la cultura dominante en Occidente. Puede haber conexiones en algún punto pero son dos cosas diferentes. En la cultura de Occidente hay elementos muy negativos pero también positivos. En un contexto de nihilismo emergen preguntas. El neo-paganismo imperante es postcristiano, pero eso tiene elementos positivos: van desapareciendo los viejos prejuicios. Hay un clima de inquietud, de búsqueda, un deseo de plenitud y de felicidad que puede conectar con la esencia del cristianismo.
En cuanto a los efectos negativos del laicismo para la libertad religiosa y para la libertad de los cristianos en Europa están a la vista de todos.  Para algunos trabajadores de la civilizada Europa llevar una cruz al cuello se ha convertido en motivo de una larga batalla jurídica y el Tribunal de Estrasburgo no está tutelando de forma eficiente esa libertad.

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