domingo, 5 de mayo de 2013

Francisco: "Libertad no significa tirar todo lo que nos nos gusta por la ventana"


"La Virgen custodia nuestra salud: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida y a ser libres"

José Manuel Vidal, 04 de mayo de 2013 a las 18:56
 No debemos tener miedo a los compromisos definitivos, a los compromisos que implican y afectan toda nuestra vida
Francisco saluda a la gente en Santa María la Mayor
Francisco y el cardenal Santos Abril
                  
El papa Francisco advirtió hoy de que el ser humano es "víctima" en la sociedad actual de una "tendencia" que le lleva a huir de las decisiones definitivas, del compromiso para siempre, y a dejarse seducir por lo provisional, como si quisiera ser adolescente toda la vida.

Durante su meditación en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma con motivo del rezo del rosario y ante la imagen de la Virgen Protectora del Pueblo Romano, Francisco recordó los tres principales aspectos en los que una madre ayuda a sus hijos, entre ellos, enseñarles a tomar decisiones con libertad.

"Queridos hermanos y hermanas, cuán difícil es, en nuestro tiempo, tomar decisiones definitivas. Nos seduce lo provisional. Somos víctimas de una tendencia que nos empuja hacia lo provisional, como si deseáramos seguir siendo adolescentes toda la vida", dijo el pontífice, en un acto retransmitido en directo por televisión.

"No debemos tener miedo a los compromisos definitivos, a los compromisos que implican y afectan toda nuestra vida. Solo de este modo nuestra vida será fecunda", agregó el papa argentino, quien fue recibido en Santa María la Mayor por su cardenal arcipreste, el español Santos Abril y Castelló.

Francisco, quien dijo que actualmente "reina la filosofía de lo provisional", incidió en que una "buena madre" no solo acompaña a sus hijos en su crecimiento, evitándoles los problemas o los desafíos, sino que los ayuda también a tomar decisiones con libertad, un término que no implica hacer siempre lo que uno quiere, "dejarse dominar por las pasiones o seguir las modas".

"La libertad no significa, por así decirlo, tirar todo lo que no nos gusta por la ventana. Se nos ha dado la libertad para que sepamos tomar buenas decisiones en la vida", dijo.

Según Francisco, quien acudió por primera vez como papa a Santa María la Mayor al día siguiente de ser elegido en el cónclave, una madre también ayuda a los hijos a crecer y a afrontar los problemas de la vida, evitando caer en la pereza, que deriva también del bienestar, y en el contentarse solo con los logros materiales.

"No se educa, no se cuida la salud, evitando los problemas, como si la vida fuera una carretera sin obstáculos. La madre ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valor, a no ser débiles, a saberlos superar, en un sano equilibrio", incidió el obispo de Roma.

"Una vida sin desafíos no existe y un chico o una chica que no sabe afrontarlos participando en ellos es como si no tuviera espina dorsal", agregó.

Francisco, quien como es habitual tuvo gestos de cercanía con los fieles, sobre todo los niños que le esperaban en el templo, besó el crucifijo a su llegada a Santa María la Mayor, como gesto de toma de posesión de esta Basílica perteneciente a la Diócesis de la que es titular como todos los pontífices, Roma. (RD/Agencias)



"La Virgen custodia nuestra salud: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida y a ser libres"

"No contentarse sólo con cosas"

"Tender a grandes ideales"

"La Virgen nos ayuda a crecer humanamente y en la fe"

"Nos ayuda a no ser cristianos que viven en la superficialidad"

"Nos ayuda a afrontar las dificultades de la vida"

"La vida no es una autopista sin obstáculos"

"Nos ayuda a no ser débiles y superarlos en un sano equilibrio"

"UNa madre saber equilibrar"

"Recordemos la parábola del buen samaritano"

"María vivió muchos momentos no fáciles en su vida"

"Nos indica el camino de su Hijo"

"El Señor nos confía en las manos llenas de amor y de ternura de la Madre"

"NO tengáis miedo"

"Nos ayuda a tomar las decisiones definitivas con libertad"

"Libertad no significa tirar todo lo que nos nos gusta por la ventana"

"Es difícil, en nuestro tiempo, tomar decisiones definitivas"

"NO tengamos miedo de los compromisos definitivos".

"La existencia de María es un himno de amor a la vida"

"La Virgen nos enseña a no perder jamás la esperanza"



Texto completo de la homilía del Papa


Agradezco a Uds. que hoy han venido a rezar a la Virgen, a la Madre, a la "Salus Populi Romani"

Esta tarde estamos aquí ante María. Hemos rezado bajo su guía maternal para que nos conduzca a estar cada vez más unidos a su Hijo Jesús, le hemos traído nuestras alegrías y nuestros sufrimientos, nuestras esperanzas y nuestras dificultades, la hemos invocado con la bella advocación de "Salus Populi Romani", pidiendo para todos nosotros, para Roma y para el mundo que nos done la salud. Sí, porque María nos da la salud, es nuestra salud.

Jesucristo, con su Pasión, Muerte y Resurrección, nos trae la salvación, nos dona la gracia y la alegría de ser hijos de Dios, de llamarlo en verdad con el nombre de Padre. María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor grande y tierno. La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto? Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres.


1. Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no ceder a la pereza - que también se deriva de un cierto bienestar - a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo con tener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de tender hacia grandes ideales. El Evangelio de san Lucas dice que, en la familia de Nazaret, Jesús " iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él " (Lc 2, 40). La Virgen hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto.

2. Una mamá además piensa en la salud de sus hijos, educándolos también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser débiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre "siente" entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabe hacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el camino seguro, porque de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no existe y un chico o una chica que no sepa afrontarlos poniéndose en juego ¡no tiene columna vertebral! Recordemos la parábola del buen samaritano: Jesús no propone la conducta del sacerdote y del levita, que evitan socorrer al hombre que había caído en manos de ladrones, sino el samaritano que ve la situación de ese hombre y la afronta de una manera concreta. María ha vivido muchos momentos no fáciles en su vida, desde el nacimiento de Jesús, cuando para ellos "no había lugar para ellos en el albergue" (Lc 2, 7), hasta el Calvario (cfr. Jn 19, 25). Y como una buena madre está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante nuestra debilidad, ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo. Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan: "¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!" y a Juan: "Aquí tienes a tu madre"(cfr. Jn 19, 26-27). En este discípulo todos estamos representados: el Señor nos confía en las manos llenas de amor y de ternura de la Madre, para que sintamos que nos sostiene al afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y cristiano. No tener miedo de las dificultades. Afrontarlas con la ayuda de la madre

3. Un último aspecto: una buena mamá no sólo acompaña a los niños en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad. Esto no es fácil. Pero una madre sabe hacerlo, en este momento en que reina la filosofía de lo provisorio. Pero, ¿qué significa libertad? Por cierto, no es hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento; libertad no significa, por así decirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se nos dona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida! María como buena madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió "sí" al plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38).

Queridos hermanos y hermanas, ¡qué difícil es, en nuestro tiempo, tomar decisiones definitivas! Nos seduce lo provisorio. Somos víctimas de una tendencia que nos empuja a lo efímero... ¡como si deseáramos permanecer adolescentes para toda la vida! ¡No tengamos miedo de los compromisos definitivos, de los compromisos que involucran y abarcan toda la vida! ¡De esta manera, nuestra vida será fecunda! Y ¡esto es libertad! Tener el coraje de tomar decisiones con grandeza.

Toda la existencia de María es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo. La Salus Populi Romani es la mamá que nos dona la salud en el crecimiento, para afrontar y superar los problemas, en hacernos libres para las opciones definitivas; la mamá que nos enseña a ser fecundos, a estar abiertos a la vida y a ser cada vez más fecundos en el bien, en la alegría, en la esperanza, a no perder jamás la esperanza, a donar vida a los demás, vida física y espiritual.

Es lo que te pedimos esta tarde, Oh María, Salus Populi Romani, para el pueblo de Roma, para todos nosotros: dónanos la salud que sólo tú puedes donarnos, para ser siempre signos e instrumentos de vida.

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