Intervención del arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante Naciones Unidas y otros organismos internacionales en Ginebra, tuvo una intervención en la 23 sesión del Consejo de Derechos Humanos.
En primer lugar el arzobispo Tomasi felicitó a la alta comisaria, señora High, "por su presentación así como por las actividades de su oficina para la promoción, reconocimiento e implementación de los derechos humanos".
En su intervención, el representante de la Santa Sede afirmó: "Serias violaciones de los derechos de la libertad de religión en general y la reciente y continua discriminación y sistemáticos ataques contra diversas comunidades cristianas en particular, le conciernen profundamente a la Santa Sede. Una investigación reciente llegó a la siguiente conclusión impactante: más de 100.000 cristianos han sido asesinados cada año debido a su relación con la fe. Muchos otros están sujetos a desplazamientos forzados, por la destrucción de sus lugares de culto, por la violación y abducción de sus líderes, como sucedió recientemente en el caso de los obispos Yohanna Ibrahim y Boulos Yaziji, en Alepo (Siria)".
"Muchos de esos actos -constató- han sido perpetrados en partes de Medio Oriente, África y Asia, y son el fruto de fanatismo, intolerancia, terrorismo y violación de las leyes. Además, en varios países del Este en que los cristianos eran históricamente parte de la sociedad, emerge la tendencia a marginarlos de la vida pública, ignorando su contribución histórica y social y siempre restringiendo la capacidad de las comunidades religiosas de realizar servicios sociales y de caridad".
El arzobispo Tomasi señaló que el Consejo de Derechos Humanos ha reconocido que la “religión, espiritualidad y creencias, pueden y contribuyen a la promoción de la dignidad y del valor de la persona humana”. "La religión cristiana -añadió-, así como las otras comunidades religiosas, están 'al servicio del verdadero bien de la humanidad'. De hecho 'las comunidades cristianas con su patrimonio de valores y principios ha contribuido mucho a hacer conscientes a pueblos e individuos en su identidad y dignidad'".
La delegación vaticana ha llamado "la atención sobre el servicio hacia la familia humana realizado en todo el mundo por la Iglesia católica, sin distinción de religión o raza". Y ha proporcionado una serie de datos.
En el sector de la educación, son 70.554 jardines de infancia con 6.478.627 alumnos; 92.847 escuelas primarias con 31.151.170 alumnos; 43.591 escuelas secundarias con 17.793.559 alumnos. La Iglesia además educa a 2.304,171 alumnos de colegios superiores y 3.338.455 estudiantes universitarios.
Los centros de caridad y de salud de la Iglesia en el mundo incluyen: 5.305 hospitales; 18.179 dispensarios; 547 casas de acogida para personas con lepra; 17.223 casas de ancianos o enfermos crónicos, o con minusvalía; 9.882 orfanatos; 11.379 guarderías; 15.327 centros de orientación matrimonial; 34.331 centros de rehabilitación social y 9.391 otros tipos de instituciones caritativas. A estos datos sobre la actividad de acción social, habría que añadir los servicios de asistencia que se prestan en los campos de refugiados y para desplazados interiores y el acompañamiento de estas personas desarraigadas.
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